jueves, 28 de diciembre de 2023

La ingobernabilidad democrática como instrumento de lucha

 La ingobernabilidad democrática como instrumento de lucha

www.democraciaproactiva.org

Publicacion, Miami, Florida,  julio 20, 2009
Primera
Edición, Naples, Florida 4 de junio, 2021
Segunda Edición, La Belle. Florida, 24 de diciembre 2023

MIAMI – julio 20, 2009 - La ingobernabilidad democrática es la herramienta de lucha por excelencia para sacar del poder a los gobiernos totalitarios o autoritarios de corte ‘izquierdistoides’. La ingobernabilidad democrática es la versión moderna de la lucha cívica no violenta, que no toma como centro la demanda de derechos civiles, sino la exigencia de bienes y servicios concretos a partir de la insatisfacción generalizada de las prestaciones sociales. Esa insatisfacción social confirma la inoperancia del régimen, que lo convierte en ilegítimo y justifica la creación de un gobierno alternativo.

La izquierda ha manejado muy bien la insatisfacción social como bandera de lucha, denominadola Justicia Social, algo que se atribuye como propia y cuando asume el poder la convierte en su patrimonio o sea que solo ellos pueden ser garantes de beneficios y derechos sociales. Y negligentemente, la oposición al verse sin base social, trata de confrontar el poder político en la cúpula, no desde su base, para recuperar el poder de convocatoria y la capacidad movilizativa de los más necesitados.

La estrategia debe ser similar a la de los movimientos sociales de izquierda, algo así como la cura a partir de su propio veneno, pero con otro fin: recuperar la democracia de origen y en ejercicio. Aquí hay que tener mucho cuidado, no subestimar la capacidad operativa de los regímenes totalitarios y quererlos enfrentar con las herramientas típicas de la democracia, porque pueden ser oxígeno para su fuego, pero sí haciendo uso del derecho a la institucionalidad de la sociedad en todo su conjunto y ejerciéndola por derecho propio, sin esperar por la autorización de las fuerzas opresoras en el poder.

No hay experiencia del desmonte de un sistema totalitario bajo esta condición social, donde se haya impuesto la voluntad de los que no quieren vivir como siempre sobre los que quieren seguir viviendo como hasta ahora. Sin embargo, eso no significa la ineficacia del método propuesto, cuando no hay ninguna alternativa viable a la vista.

El caso cubano es un buen referente, aunque no se ha encontrado el método apropiado para salir del totalitarismo, si ha sido un buen teatro de operaciones donde se han ensayado un sinnúmero de estrategias, que ante sus evidentes fracasos, no ameritan repetirse en nuevos escenarios como Venezuela, Bolivia, Nicaragua, Colombia, etc. A pesar de la advertencia, al menos en Venezuela se imitaron los métodos y dieron iguales resultados que en Cuba. Sin embargo, Venezuela ha sido un laboratorio donde escenarios que se creían vitales para un mejor desarrollo de la lucha liberadora como el multipartidismo, elecciones, fronteras terrestres, tenencia de armas, etc. tampoco dieron resultados positivos.

La ingobernabilidad democrática necesita de una voluntad cívica, que debe formar parte de una disciplina espiritual y psicológica de los líderes, para llevarla a cabo. Y de una conciencia nacional, al menos de la dirigencia superior opositora, para evitar que las artimañas del poder puedan hacerlos caer en su propia trampa, como conminarlos a abandonar su escenario natural de lucha haciéndolos emigrar, bajo la premisa de “enemigo que huye puente de plata”.

La Oposición nunca puede ser reactiva, sino proactiva, trazar y adelantar sus propias iniciativas, principalmente las relacionadas con su base social. En este aspecto es muy importante las observaciones que hizo la periodista Hilda Pupo S. del periódico Ahora de Holguín: “Resultar maltratado cuando le prestan un servicio, y no reclamar por pena o porque se cree infructuoso, alimenta, sin quererlo, las actitudes conformistas. Aceptar en silencio una desfachatez, es la mejor manera para acrecentar los tan criticados actos de violación de sus derechos como consumidor, usuario, paciente o simple ciudadano; es renunciar a la posibilidad de protegerlo”.

La indefensión adquirida es parte de los mecanismos sistémicos de los regímenes totalitarios, que se estabilice como una cultura, incluso para los derechos básicos, entonces qu
é decir frente a derechos civiles y políticos, que conllevan más riesgos y son menos atractivos para la población común.

La importancia de la ingobernabilidad democrática no es
solamente el reclamo generalizado de los bienes y servicios ante un gobierno que es responsable de todo, sino que tiene como objetivo también neutralizar la represión, darle una base moral a la lucha política y motivar a las masas para su incorporación a la misma. La masividad impide la responsabilidad directa de líderes que podrían ser encausados y sometidos a medidas ejemplarizantes, que puede incluir hasta la pena de muerte. Esto es parte de la estrategia de un ex preso político y líder de la oposición santiaguera, que siempre llamaba a saturar la represión, como estrategia de lucha.

La ingobernabilidad democrática, aunque es un fenómeno de masas, debe ser orientado, canalizado y liderado por la oposición política y la sociedad civil. Quiénes a su vez deben definir muy bien y dejar bien claro el papel y la diferencia entre movimientos políticos y organizaciones de la sociedad civil, para no interferir en los objetivos y propósitos de cada una de ellas y desvirtuarse de su verdadero papel ante la sociedad.

Los líderes de la oposición política y de la sociedad civil son los primeros que deben interiorizar el alcance y estrategia de la ingobernabilidad democrática, que con la implementación masiva de sus métodos alcanzarán el propósito de la unidad en la lucha, sin buscar esa unidad
monolítica que muchos se proponen y que se hace imposible de lograr. No obstante, la efectividad de la ingobernabilidad democrática depende de la capacidad de los líderes de preparar y capacitar a sus activistas en este método de lucha, que a su vez serán los encargados de ponerlos en práctica y servir como detonantes en las demandas sociales.

Los integrantes de la oposición militante, son los primeros que deben asumir una conducta de ingobernabilidad y ponerla en práctica permanentemente. Eso significa, no deponer la asistencia a ninguna actividad programada, por causa de una citación de los órganos represivos; no permanecer voluntariamente en sus casas bajo asedio policial o de los agentes de inteligencia; no permanecer en los puntos de citaciones después de la hora fijada sin la atención del funcionario previsto; no aceptar métodos de tortura física y psicológica, como permanecer pasiblemente en las oficinas de interrogatorios por tiempo indefinido con la climatización a niveles humanamente insoportables. No aceptar –nunca– como bueno el trato dispensado durante detenciones largas o cortas; no pagar multas por implicaciones políticas y estar preparados para la confrontación política con sus represores y la aceptación voluntaria y consciente del sufrimiento que impone la lucha, para enfrentar el miedo que nos impone el enemigo como tortura psicológica.

La oposición tiene que preparar seminarios para impartir los métodos de la
Ingobernabilidad Democrática y las organizaciones entrenar a sus activistas en la implementación de la misma. Los activistas deben aprovechar todo escenario propicio para resaltar la inconformidad social, desde una reunión de barrio hasta una manifestación espontánea de ciudadanos. Siempre haciendo alusión a su representatividad social como miembro de una organización de la oposición política o de la genuina sociedad civil.

Las condiciones objetivas y subjetivas para implementar este método de lucha están dadas. La población ha dado muestra de su descontento popular, con sus planteamientos y quejas, por las pésimas condiciones que viven, efectuándose hasta un sinnúmero de protestas en todo el país.

La oposición política para lograr sus objetivos de vinculación con las masas tiene varias premisas que cumplir:

a) Convertirse en una oposición real y técnicamente definida bajo los principios y métodos establecidos bajo los cánones internacionalmente reconocidos

b) Identificar los principales reclamos de la sociedad y salir en su representación para demandarlos, no para solucionarlos

c) Asumir los riesgos y sacrificios de la lucha interna en el país. No se puede predicar la moral de la lucha, con el propósito marcado de abandonar el país, muchos lo han hecho ya con una visa en el bolsillo

d) Estructurar mecanismos de representatividad y elegibilidad política que pongan a la oposición en capacidad de formar gobierno.

La Ingobernabilidad Democrática no tiene como premisa convertir a los individuos en patriotas, sino crear los mecanismos que les permita comportarse patrióticamente y para ello, hay que contrarrestar los elementos negativos en la sociedad, como el escapismo, abandonar el país como única alternativa viable para lograr resultados deseados a corto plazo. Solo permaneciendo en el país se puede incidir en esa gran mayoría de la población que está obligada a quedarse en la Isla, a pesar del inmovilismo generalizado, albergando la esperanza de algún día abandonar el país. Los que permanecen en el país son los que más pueden incidir en la implementar la ingobernabilidad democrática, si algún día quieren disfrutar de su propia libertad, no de una libertad ajena y prestada por demás.

Hay que asumir como cierto los riesgos que representa mantener una actitud de ingobernabilidad, que infiere la posibilidad real de ir a la cárcel. Pero la ingobernabilidad es un cambio de mentalidad que conlleva en sí misma un cambio de actitud. Esa actitud es una manera diferente de enfrentar las imposiciones del poder, por lo que la cárcel es parte de la estrategia, que incluso puede llegar a provocarse para saturar la represión y desmontar uno de los instrumentos represivos más efectivos de los regímenes totalitarios, el miedo.

La prisión, para quebrar la represión, como método represivo tiene que verse como un propósito de lucha. En un término muy cubano, como una tarea y que los que vayan a cumplir esa misión reciban una atención esmerada por parte de sus compañeros, primero para con su familia, desde el mismo instante de la detención, y luego con los encarcelados.


El apoyo tiene que ser moral, material y logístico, pero algo preconcebido para que los luchadores políticos y sociales enfrenten los arrestos y encarcelamientos seguros de que sus seres queridos bajo su responsabilidad estarán amparados por sus compañeros de lucha. Sólo así se podrá elevar la moral de nuestros activistas, que podrán asumir las detenciones y encarcelamientos como parte de esta nueva estrategia de lucha.

La participación masiva en la ingobernabilidad democrática será el mejor antídoto contra la represión, hay que llevar el régimen a la represión masiva para poderla saturar. En este sentido, hay que desplegar todo un movimiento cívico contra la pena de muerte, expresión máxima de la represión del régimen, pero que entra en franca contradicción de los movimientos sociales izquierdistas, ya que el enfrentamiento a la pena de muerte es uno de los componentes fundamentales del antiamericanismo mundial.

Si la ingobernabilidad democrática contempla un cambio radical en la mentalidad, también requiere de un cambio radical en las acciones para conformar nuevas estructuras de un liderazgo con reconocimiento nacional e internacional, compuesto por personas preparadas con capacidad de formar un gobierno que sustituya el régimen que se necesita reemplazar.

Las organizaciones políticas que decidan implementar las iniciativas de la ingobernabilidad democrática tienen que basarse en su norma metodológica y capacitar de forma masiva a los activistas políticos y sociales en esta nueva forma de oposición, que va a requerir de un nuevo componente humano, con motivaciones e intereses diferentes.

La oposición política tiene que legitimarse socialmente, creando mecanismos de vinculación con las masas. La creación de estructuras locales que canalicen las inquietudes sociales y demanden al gobierno por el incumplimiento de sus obligaciones con los ciudadanos puede ser un buen catalizador movilizativo.

Los pueblos no pueden arrastrarse a la lucha, hay que crear mecanismos que los entusiasmen a participar en ella. Los líderes sociales son el embrión de los futuros servidores públicos como funcionarios electos, por lo que son los encargados de motivar la lucha interna, a partir de las carencias sociales.

Un nuevo enfoque en la estrategia de lucha conlleva pasar de la acción reactiva a la acción proactiva. Hay que enfrentar a los represores en su “propia madriguera” antes de que vengan a implementar sus planes de intimidación y siempre resaltar nuestro emplazamiento, nuestros argumentos hacerlos públicos, nunca hacer énfasis en las palabras y amenazas del represor. Hay que pasar del miedo creíble, muy bueno para la emigración, al valor posible que si es válido para la liberación.

El régimen y sus leyes no están preparados para el enfrentamiento cívico, algo que también debe lograr la oposición. Por lo que antes de presentar una denuncia en las redes sociales de la Internet, debe presentarse esa denuncia en cualquier institución del régimen. Eso permite cumplir con los preceptos de las Naciones Unidas y limita la represalia legal del régimen. A la vez que desmoraliza su supuesta justicia social y sirve de empoderamiento a la lucha ciudadana.

El uso de la tecnología de la Internet y sus redes sociales facilita darle rostro a los nuevos líderes, promoviendo sus proyectos políticos y sociales, sus actividades y documentar las denuncias sociales como los problemas de viviendas, viales, agua potable, electricidad, transporte, salud pública, medicamentos, alimentos en general, etc.

La ingobernabilidad democrática incluye el ejercicio de todas las libertades: la política, la económica y todas las demás. Por tanto, debe insistirse que las personas tienen el derecho que les asiste a disfrutar de todos los derechos universalmente reconocidos sin la anuencia de ningún régimen de turno.

La libertad política, que es la madre de las libertades, no cuenta con una gran visualización por lo que es preciso potenciar la defensa de la libertad económica que tiene mayor repercusión. Por eso el mercado negro ha sido la expresión máxima de desobediencia de la población cubana como un acto de reivindicación social ante la falta de la libertad económica.

Una de las premisas de la iniciativa de la ingobenabilidad democrática es el derecho natural del pueblo a ejercer libremente sus actividades económicas y políticas que le asisten como ciudadanos libres, desconociendo las imposiciones que ahora les impone el régimen. Muchas de ellas no aparecen bajo prohibiciones o regulaciones jurídicas, hay que educar a la población y representarla en la defensa de su libertad de ejercer todo lo que no debe estar prohibido, o bajo prohibiciones ilógicas e irracionales.

La iniciativa de la ingobernabilidad democrática necesita materializarse a partir de estructuras políticas que representen la población a partir de las demandas sociales, desde lo individual hasta lo colectivo. Las demandas sociales son los pilares de los fundamentos políticos, no se puede ver una cosa separada de la otra. La representación política se adquiere liderando las aspiraciones sociales de la población. Por tanto, las demandas sociales tienen que ser proclamas ciudadanas exigiendo el reemplazo de los incompetentes representantes de un sistema fallido. Para ello, se necesita el levantamiento social de cada municipio como prueba fehaciente de un poder inoperante.

Los líderes sociales serán los que recogerán las inquietudes o quejas de los individuos, principalmente aquellas que el gobierno ha rechazado o dejado en un limbo de solución. Las personas afectadas o víctimas de la negligencia estatal deben conocer que su caso está siendo atendido por representantes de oposición, para lograr el reconocimiento de la población y que ésta pueda identificar quiénes son sus verdaderos líderes sociales.

Los reclamos sociales, no necesariamente tienen que ser manifestaciones populares, tal vez puedan aparecer espontáneamente en etapas subsiguientes, cuando las masas adquieran una mayor responsabilidad en la toma de decisiones. Sin embargo, la ingobernabilidad democrática, contempla el método de la demandas sociales directas, que hacen más efecto, más civilizadas, participan entes pensantes y ponen en menos riesgos a la población, que casi siempre queda como víctima del exceso y abuso de las fuerzas represivas.

El ejercicio del poder, la vinculación con las masas, el conocimiento de la realidad de cada sector y un liderazgo bien ganado, hace de los líderes de la oposición una cantera para un futuro gobierno democrático en Cuba. Por esta razón es contraproducente que los principales líderes de Oposición estén en trámites de salida del país, o que esa sea su prioridad. Eso los descalifica moralmente ante la población, porque no hay convocatoria posible ni una convicción política que venza el miedo, cuando la intención es abandonar el país. No necesita un pueblo de exiliados, sino todo un pueblo reclamando justicia y libertad.

La iniciativa de la ingobernabilidad democrática contempla una redefinición de la oposición interna, que va desde el comportamiento ante las fuerzas represivas hasta una imagen de liderazgo y representatividad, que incluye desde el uso de modales correctos, porte y aspecto y postura de una oposición profesional. Nuestros líderes deben despuntar como futuros cuadros de un gobierno democrático, pero deben comenzar desde ya. Tenemos que crear las personas con condiciones de ser elegibles y los mecanismos de elegir, hoy la oposición no está en capacidad de elegir un liderazgo nacional que sustituya o reemplace al régimen en el poder.

La ingobernabilidad democrática es una responsabilidad de todos, y debe ser una actitud permanente y una obligación de los que han llegado por conciencia a formar parte de la oposición. Tiene que ser una actitud ejemplarizante ante la población que pretendemos representar. Los promotores de la iniciativa a cualquier nivel deben buscar el apoyo de los líderes de la oposición y de la sociedad civil de su radio de acción para hacer de la iniciativa parte de la unidad de acción que tanto se necesita.

Uno de los propósitos más importantes de la ingobernabilidad democratíca es la masificación y diversificación de la lucha en busca de la represión saturada. No podemos tener hombres montañas, hombres orquestas, que sean objetivos ejemplarizantes del régimen y potenciales candidatos a la manipulación. La lucha tiene que estar presente en los campos y las ciudades. Los lugares de silencio tienen que adquirir su propia voz, no puede haber un municipio sin representación de la oposición. Eso hace imposible controlar el trabajo de la ingobernabilidad democrática que hará presente en cada lugar del país. Y lo fundamental, no existe el marco legal para reprimir a quien demanda lo que por moral se le debe dar. La causa inventada aquí no tiene cabida, no hay cárcel para tanta gente.

Sin embargo, la estrategia del régimen no cambia: las amenazas, que algunas veces se cumplen y otras veces se asumen como reales y con ello se logra la auto represión. Esas intimidaciones, que provienen de ejecuciones reales como precedente, hacen mucho daño. Por eso, con la ingobernabilidad democrática se pueden superar esos temores. Las citaciones, los interrogatorios, las detenciones y la prisión misma, deben convertirse en una herramienta de la ingobernabilidad democrática.

Algunas recomendaciones prácticas sobre la ingobernabilidad democrática:

En las citaciones deben tomarse todas las medidas, desde el apoyo a la familia del citado hasta su acompañamiento a la cita. Las citas tienen que cumplirse con el horario señalado, de lo contrario abandonar el lugar de inmediato, hay que hacerse ingobernable.

Los interrogatorios deben convertirse en un acto de demanda políticas y sociales, arrebatarle el protagonismo al interrogador y hacerlo responsable por la situación del país. Obviar sus amenazas y preguntas, nada de eso cambiará el final destino del interrogado, ya que el interrogador no tiene poder de decisión alguna.

Las detenciones, pasan por una preparación psicológica: desde la entrada por un túnel a oscuras hasta la espera de un Instructor que nunca llega de inmediato, por lo que te ubican en un curto cerrado con una climatización excesiva. Ante esta situación debe hacerse el intento por apagar el equipo de aire acondicionado o abandonar el recinto, ante esta actitud, de inmediato se toma carta en el asunto.

Las prisiones son una buena tribuna para la ingobernabilidad democrática, pero hay que eliminar el mito del autoaislamiento, debe utilizarse cada acto dentro de los destacamentos en las prisiones para alzar la voz en defensa de todos los presos, principalmente por los presos económicos y sociales y por los abusos que se cometen contra los presos comunes, aquí también hay que hacerse ingobernable. La prisión tiene que asumirse como una misión, no como un castigo, así la asimilan mejor los presos comunes, incluso aquellas personas que son llevadas a misiones internacionalistas, dejándolo todo atrás, asumiendo riesgos y sacrificios, sin la razón moral de una causa que les asiste lo hacen con una voluntad consciente.

Conclusión:

La ingobernabilidad democrática no es ocultar lo que hacemos, sino desobedecer lo que se nos impone. La importancia de esta iniciativa es que, aunque el enemigo conozca la estrategia, no tiene la capacidad de neutralizarla, porque parte de su propia naturaleza. La ingobernabilidad democrática tiene la fuerza de la lluvia, que, aunque la veamos venir, no se puede evitar.

Entonces, como dijera nuestro Apóstol José Martí: “Es la hora de los hornos, y no ha de verse más que la luz”

Por tanto, la iniciativa de la ingobernabilidad democrática requiere de un Manual ajustado a la realidad cubana, para su implementación y puesto en práctica por toda la oposición como su principal herramienta de lucha pro democrática. 

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