jueves, 19 de marzo de 2009

Conmemoran en Houston, Texas aniversario de la Primavera Negra en Cuba

HOUSTON, Texas 18 de marzo de 2009 - Miembros de varias organizaciones patrióticas del exilio cubano en Houston, Texas se dieron cita este 18 de marzo, en la sede de Casa Cuba, en esta Ciudad del sur de los Estados Unidos de Norteamérica, para conmemorar el sexto aniversario de la primavera negra de Cuba.

Al recordar este triste episodio, donde más de 75 opositores y disidentes fueron enterrados vivos, los presentes en la actividad coincidieron en que, con ese ignominioso acto de injusticia el régimen no consiguió su propósito de acabar con la oposición, sino todo lo contrario, pues se ha multiplicado y continua creciendo, nutriéndose de valiosos compatriotas de las nuevas generaciones de cubanos.

Los participantes enviaron un mensaje unánime de solidaridad para nuestros hermanos presos políticos y de conciencia, las Damas de Blanco y demás familiares.

En el encuentro estuvieron presente Jorge Ferragut, Secretario General del Comité Panamericano Pro- Democracia; Enri Saumell ex prisionero político y Presidente fundador del Movimiento Alternativa Republicana, Diosmel Rodríguez ex prisionero político y Director Ejecutivo del Proyecto de Desarrollo Cívico Rural, entre otros.

domingo, 15 de marzo de 2009

LOS CUBANOS POR EL MUNDO

VICTOR MONA
PERIODISTA MEXICANO

Los cubanos salen de una isla pequeña y se han diseminado por todo el mundo. Uno es profesor en una universidad de Australia; otro, inauguró en Alaska un restaurante. Nada los detiene, ni el frío ni el calor. Los seduce el trópico de la Florida, pero soportan igualmente a pie firme los hielos de Boston y Nueva York. No mendigan, trabajan. Los que en Cuba eran pobres, aquí son ricos. Los que allá eran medio pelo, aquí son pelo y medio.

Ningún obstáculo detiene su laboriosidad beligerante si la oferta es digna. Uno es rector de la Universidad; otro, maquilla muertos. Cambian, pero sólo en la superficie. En Miami siguen jugando la bolita (lotería Prohibida), peleando gallos a escondidas y enviando los hijos a la escuela privada. En Madrid, están contra José Luís Rodríguez Zapatero y en Caracas , contra Hugo Chávez, siempre en la oposición. Se les critica y se les envidia pero en el fondo se les admira. Gallegos por el trabajo y judíos por la voluntad de sobrevivir, constituyen una legión empecinada que no se deja ignorar. Traen su música calurosa, el ruido de sus tambores, los frijoles negros y el bistec de palomilla con moros y maduros. Pero traen sobre todo la simpatía, la cordialidad y la laboriosidad.

¿Quiénes son? Son los cubanos del destierro, la única población mundial trasplantada, que (salvo los hebreos) en más de un tercio de siglo no han perdido su identidad. Los que admiraban a Cuba desde lejos como ejemplo supremo de pujanza latinoamericana, los que veían a Cuba como un milagro étnico y cultural, donde todo parecía un relajo pero todo funcionaba bien, ya no tienen que ir a Cuba para conocerla! . Aquí la tienen dentro de los mismos E estados Unidos. Esta es Cuba. Estos son los cubanos. Exagerados, fanfarrones, ruidosos, sí, pero también intensos, profundamente creadores y Buenos amigos. ¿Y qué no han hecho en estos 50 años de destierro los cubanos para poder sobrevivir con dignidad? Cuál actividad manual o intelectual no han ensayado en éste o en aquél país, por complicada que pareciera, lo han realizado para no quedarse detrás, para no dejarse discriminar.

En alguna de esas actividades han llegado tan lejos que superan a emigraciones s que los precedieron por cerca de medio siglo No hay hospital en Estados Unidos donde no haya hoy un médico cubano. No hay periódico donde no haya un periodista cubano, ni banco donde no haya un banquero cubano, ni publicitaria donde no haya un publicitario cubano, ni escuela donde no haya un maestro cubano, ni universidad donde no haya un profesor cubano, ni comercio donde no haya un manager cubano.

En las Grandes Ligas del béisbol sus nombres también brillan. En Madrid, el primer poeta latinoamericano es un negro cubano. En la Coca Cola, Kellog's, McCormick, Pepsi Cola y tantas otras su dirigente es, o fue un cubano. En el Congreso de Washington hay cinco cubanos, en el Senado federal se sientan tres cubanos, el Ministro de Comercio de E. U. es un cubano, la Viceministra de Salud es una doctora cubana. Caramba, son unos pocos en éste país y llegaron hace muy poco tiempo.

En las tierras prestadas del extranjero parecen llevar siempre en la frente la marca del sitio de donde vienen. Los cubanos llevan a Cuba. La enaltecen y la honran, porque además de en la frente la llevan en el corazón. Pero hay algo en el desterrado cubano, a mi juicio, superior a esa actividad profesional triunfante, y es su odio al despotismo del que huyen, su amor a la tierra que deja ron. Eso lo separa y lo define. Eso da a sus triunfos en medio del desarraigo, una grande za que de otro modo no tendría.

Se han afincado definitivamente en estas tierras hospitalarias que los han acogido y donde viven en lo material muchas veces mejor que como vivían en Cuba. Aún teniéndolo todo, si les falta Cuba, no tienen nada. Quizás por ello han hecho su Cuba aquí. Por eso, si se le mira bien, se verá que a veces parece que el cubano ríe, pero en realidad está llorando por dentro.

Le nace el hijo, le crece, se le gradúa en la Universidad, pero el cubano suspira. ¡Ay, si estuviera en mi Cuba!.. Compra una casa, un auto, o una lancha y sigue suspirando. ¡Ay!. ¡Si todo esto lo tuviera en Cuba! De una manera misteriosa, que no puede definir hay un vínculo con aquello que tira de aquí hacia allá. Ahora que perdió a su país, sabe que no puede vivir sin Cuba, y la sueña de noche, y le agiganta los valores y la embellece y la idealiza, y se culpa de no haberla entendido mejor, y la recrea en sus cantos y bailes, y la revive en sus historias en sus costumbres y en sus comidas.

¿Por qué compran hoy los cubanos más libros cubanos que nunca? ¿Por qué tienen sus casas, sus negocios y sus oficinas llenas de palmas, de banderas, de escudos y de retratos de José Martí? ¿Por qué aunque sean USA citizens SIGUEN SIENDO CUBANOS? ¿Por qué se reúnen en sus municipios formados en el exilio, borrando antiguos antagonismos de partido o clase? Porque el cubano sabe que lo único auténticamente suyo fue SU CUBA y que a ella quisiera el poder regresar. No les preocupa que le devuelvan la residencia o el negocio, si lo tenían. Lo único que desean es volver a su tierra. La casa donde nació esta destruida, al pueblo se lo han puesto desconocido, la madre ha muerto.

Pero no importa. El exiliado cubano quiere de todos modos ir a esa casa, a ese pueblo y a esa tumba. La Patria empieza ahí.

sábado, 28 de febrero de 2009

El meollo del asunto

Diosmel Rodríguez
Houston, TX Febrero 28, 2009
rdiosmel@gmail.com

La publicación de tres artículos por diferentes autores, sobre una importante arista de la problemática cubana, pone de relieve que hay una verdadera y genuina preocupación por encontrar el meollo del comportamiento social y político de la sociedad cubana en la Isla.

El primero en traer el tema a colación fue el periodista Pablo Alfonso, en su artículo “Ironías y paradojas” publicado en el Diario de Las Américas el 7 de febrero del 2009, donde dice:

“Usted puede escuchar de protestas públicas en Pekín o Moscú, pero no en La Habana. Esa realidad quiere decir dos cosas. Uno: Los cubanos en la isla todavía le otorgan cierta confianza política al régimen. Dos: Los cubanos no protestan porque se han vuelto incapaces de reclamar a cara descubierta sus derechos. Cuba es un convento político. La dictadura descansa. Por supuesto que no faltan opositores, pero sin duda, no hay una Oposición articulada con un poder de convocatoria, que supere al miedo, al acoso y a la represión policial. Eso es lo que demuestra la realidad”.

El día 25 de febrero, Ivette Leyva Martínez, bajo el titulo “El muro de la disidencia” publicó un artículo en el Nuevo Herald, donde señala: “La oposición cubana viene dando síntomas de un anquilosamiento similar al del régimen. Ha fracasado en su principal misión: convertirse en un movimiento popular”.

En la Habana, Cuba, la periodista independiente, Laritza Diversent, el 26 de febrero en su articulo “NO ES COBARDÍA, ES IGNORANCIA POLÍTICA”, trata de reinterpretar lo argumentado por Pablo Alfonso y dice: “Antes de afirmar que los cubanos son incapaces de reclamar, en otras palabras cobardes, hay que preguntar ¿Qué entienden los cubanos por derechos humanos? En Cuba no hay cobardía ni desinterés por la política. Lamentablemente hay un desconocimiento jurídico que impide que el pueblo emprenda acciones concretas para una transición democrática”.

Sin embargo, ninguna de las conjeturas llega a una conclusión muy clara.
Todas tienen algo de verdad, pero necesitan ser llevadas a una realidad más pragmática, donde se pueda definir los antecedentes históricos del sistema imperante en Cuba, los mecanismos de control social del régimen, incluyendo la represión desmedida, la anulación de la vida y activismo político y la fallida estrategia de la oposición, que no ha sabido readaptarse a cada nueva circunstancia histórica.

Cuando Pablo Alfonso habla de la incapacidad de los cubanos de reclamar públicamente sus derechos, interpreto que se refiere a la indefensión adquirida, ese síndrome que como inercia lleva el ser humano por dentro y que solo se vence mediante los mecanismos de compulsión social.

Es cierto que no hay una oposición articulada con poder de convocatoria y capacidad movilizativa, eso es una realidad evidente. Las causas que lo motivan deben ser parte de un minucioso análisis, pero lo cierto que no existe una vinculación de la oposición con la comunidad a partir y en representación de sus intereses.

Los líderes de la oposición en Cuba, no son los típicos luchadores sociales, que se arriesgan a partir de su liderazgo y se convierten en hombres de pueblos. Las justificaciones pueden ser muchas, pero el resultado es el mismo, no existen esos luchadores. Nuestros líderes de la oposición, cuando confrontan al gobierno, no lo hacen defendiendo un hecho de impacto social, o que así al menos lo interprete la población, razón por la que hemos visto a la muchedumbre gritar; ¡Abajo los Derechos Humanos!

Lo señalado anteriormente también es válido para lo que plantea Ivette Leyva Martínez, cuando refiere que la oposición ha fracasado en su misión de convertirse en un movimiento popular. No obstante, cuando se señala el anquilosamiento de la oposición, debe tenerse en cuenta que hay un liderazgo histórico que ha envejecido, pero no ha encontrado un acertado relevo generacional, producto del éxodo masivo de la oposición.

En este punto es muy importante señalar, que aunque la nomenclatura envejece, los cuadros intermedios y de base, así como los agentes represores se renuevan constantemente. Además seguidores y partidarios del régimen siguen ahí ocupando el teatro de operaciones, no emigran, mientras los que disienten en vez de convertirse en una fuerza cada día mayor, abandonan el país.

En política, los planteamientos macros, entran dentro de la retórica. El planeamiento de que el pueblo no reclama sus derechos por desconocimiento jurídico es desconocer la psicología de masas. Mas en un país, que la ley no forma parte de un estado derecho, ni su aplicación siquiera corresponde un acto jurídicamente probado o en consecuencia de los hechos cometidos, enmarcados y tipificados en un Código penal. El fusilamiento de los tres jóvenes, relacionados con el secuestro de la lancha de Regla, bajo la prerrogativa de una medida ejemplarizante, demuestra fehacientemente, que hasta la pena de muerte puede ser a discreción de la cúpula gobernante.

Si partimos que las masas son amorfas e inorgánicas por naturaleza, no podemos asegurar que con conocimiento jurídico el pueblo emprenda acciones concretas para una transición democrática. Las masas por sí solas no emprenden acciones, si no hay un liderazgo que tome la iniciativa, principalmente en nuestras sociedades de una arraigada cultura caudillista.

Los líderes son los encargados de identificar esos derechos jurídicos, apoyarse en ellos y convocar al pueblo para salir a defenderlos. Y no solo los derechos jurídicos establecidos dentro de un marco legal, sino aquellos derechos elementales de la vida, como la vida misma.

En Cuba no ha surgido un movimiento civilista en contra de la pena de muerte, algo muy importante, porque podría entrar en consonancia con los llamados movimientos progresistas y eliminaría la herramienta suprema de la represión y principal causa del miedo psicológico colectivo, dejando la prisión como la mayor medida de terror, algo que podría saturarse, como una estrategia de lucha.

El trabajo inteligente de una oposición es buscar todas aquellas causas que conducen al inmovilismo social, revertir sus efectos y a partir de ahí establecer sus estrategias. El líder, rebautizado por el régimen cubano como cabecilla, constituye su principal objetivo estratégico. El tratamiento para con él es descalificarlo y luego someterlo a un castigo excesivo ejemplarizante, pero nunca hacerlo mártir por una causa noble.

Esto indica que el liderazgo político, en el estricto sentido de la palabra es peligroso, arriesgado y de bajo impacto social. La estrategia debe ser a partir de un liderazgo colectivo tomando como base las demandas sociales, en un momento que las condiciones están dadas, a juzgar por la cantidad de fotos de grupos contestatarios que llegan de Cuba.

En otros trabajos se han esbozado muchas ideas y estrategias que deben ponerse en práctica para lograr verdaderos cambios en Cuba y el papel que deben jugar los diferentes actores en este complicado escenario político. En un próximo trabajo estaremos exponiendo las causas objetivas y subjetivas responsables de esa inercia política y social en que se encuentra la población cubana

domingo, 22 de febrero de 2009

Nosotros si somos arrechos

Diosmel Rodríguez
Houston, TX Febrero 22, 2009

Una serie de razonamientos anteriores nos permitían presagiar los acontecimientos que se producirían en Venezuela durante el mandato de Hugo Chaves. Y cómo, era necesario diseñar una estrategia para enfrentarlo acorde a las características de esos regímenes autoritarios de corte totalitarios; ahora reciclados y camuflados en el nuevo socialismo, el socialismo del Siglo XXI.

El proceso cubano, como referente en cuanto métodos para imponerse, pudo haber ayudado mucho a las fuerzas prodemocráticas venezolanas. Ya en diciembre del 2000, durante un evento celebrado en Sao Paulo, Brasil por el Movimiento Mundial para la Democracia, se alertaba a la delegación venezolana del inminente peligro que corría la democracia en su país.

Los señalamientos, provenían de nosotros los cubanos presentes en el evento, tomando como base nuestra propia experiencia. Sin embargo, la reacción fue la de siempre: “Nosotros somos diferentes, nosotros nos somos los cubanos. Nosotros si somos arrechos”.

Lamentablemente el hecho se repite, y lo peor es que todavía, ni siquiera los cubanos hemos encontrado el método para salir del problema. La salida de este conflicto ideológico no es tarea fácil y más si se subestima. El caso de Venezuela y Bolivia así lo demuestran, son regímenes diabólicamente concebidos mediante un esquema de control social que desgraciadamente funciona. No es un problema de individuos, si no de sistema. Individuos como Hugo Chávez y Evo Morales, descalificados como presidenciables, mantienen el poder con relativa facilidad.

El caso cubano, referente natural de todo este proceso, lo ilustra todo. Una dictadura por 50 años, sin enfrentar crisis severas de poder. Incluso, cuando su líder máximo desaparece del escenario político y se produce una sucesión de corte dinástica, y no pasa nada. Todo esto, nos lleva a analizar y buscar las causas de este proceso dentro del comportamiento humano.

Muchos y con cierta razón han utilizado el proceso de la Unión Soviética y el llamado campo socialista para buscar una estrategia común de, cómo desmontar los regímenes totalitarios. No obstante se atribuyen las causas de su colapso a diferentes factores, pero los más posibles muy raras veces se abordan.

Lo más importante es tener en cuenta las propias características del sistema. El llamado sistema socialista no prevé la sustitución del poder desde abajo hacia arriba. El Gran Jefe, El Camarada en Jefe y todas sus denominaciones no se equivoca, se equivocan los cuadros intermedios. El Jefe nunca tiene la culpa. Esto impide el cuestionamiento y toma de decisiones de los subordinados. Así llegó Mikhail Sergeyevich Gorbachev con su glasnov y la perestroica, conociendo los mecanismos del poder y sin cometer los errores de Nikita Jruschov, pero a diferencia de éste Gorbachev no tenía la responsabilidad histórica y jurídica de los excesos y crímenes ocurridos durante tantos años en la Unión Soviética.

En este contexto y bajo estas premisas el caso cubano no ha cumplido las etapas necesarias para el desmonte desde adentro. Y se pueda cumplir aquello que para los cambios “no basta que los de abajo no quieran vivir como antes, sino que los de arriba no quieran vivir como hasta ahora”. En nuestras condiciones, es de iluso pedirle a Raúl Castro cambios que les pueden costar el poder, enfrentar un proceso judicial, sin necesidad real alguna. Raúl Castro será medio chino, pero no Alberto Fujimori.

Aquí se van abriendo ciertas disyuntivas, si la experiencia demuestra que el fin de estos sistemas es con el fin de la generación biológica de los que los implantaron, Cuba no tiene muchos problemas, pero los venezolanos tienen sobradas razones para preocuparse. Un líder y principal responsable del proceso, relativamente joven, una izquierda internacional rejuvenecida, un nuevo eje hegemónico en franco desarrollo, con Rusia y China económicamente fortalecidas y un mundo árabe en franca alianza, contra un Estados Unidos, totalmente debilitado y con dudosa conducción.

Si a todo esto, le sumamos una oposición que no descifra cómo enfrentar los desmanes de los progenitores del Socialismo del Siglo XXI y tampoco tuvo éxito en el enfrentamiento al Socialismo del Siglo XX, la cosa se complica. No se puede enfrentar estos regímenes con las herramientas clásicas de la oposición política tradicional.

La estrategia de la oposición a Castro al principio de la Revolución, fue utilizar los métodos que incluso a ellos los llevaron al poder, sin tener en cuenta la naturaleza del nuevo sistema, razones por lo que todos sus esfuerzos fracasaron. Bien valdría hacer un estudio de los fracasos de la oposición cubana en su lucha por instaurar la democracia y derrocar esa terrible dictadura. Errores que en similitud y por desgracia comete la oposición venezolana.

La oposición interna en Cuba no ha sabido canalizar las tenciones sociales y exacerbarlas. En 50 años no se ha producido un líder social, un luchador social que trascienda en las masas. Y no por falta de represión y abusos del poder, sino porque la lucha se ha dirigido en otro sentido, primero hacia la confrontación armada y luego a la lucha política y de derechos humanos, algo justo, pero que no tiene poder de convocatoria, por ende no alcanza capacidad movilizativa.

La oposición venezolana tiene que adaptarse a la nueva propuesta, el socialismo del Siglo XXI. En el tiempo que le queda para la nueva contienda electoral, debe prepararse para ella, pues no tiene otras alternativas para alcanzar el poder e imponer la democracia.

La preparación tiene que contemplar una propuesta de gobierno atractiva, representada por líder carismático, elocuente y sin arrastre político. Este nuevo líder debe provenir de unas elecciones primarias, que asegure un candidato único. Una fractura de partidos en oposición a Chávez, dividiría los votos en su contra, asegurándose para él la mayaría.

En este período, un tanto de tregua política de Chávez, las fuerzas políticas de oposición pueden actuar de forma independiente, pero con un objetivo común, desgatar el capital político del gobierno. Necesitan capitalizar las inquietudes sociales, convertirse en sus voceros y movilizar las masas en busca de las promesas ofrecidas. Todo tiene que convertirse en una demanda, desde la propiedad de las tierras, las viviendas, los servicios de salud, etc.

Las demandas constantes son las únicas que comprometen al gobierno con su responsabilidad ente su pueblo, las que ponen en evidencia la insatisfacción social y muestran un liderazgo que va mas allá de un simple interés por ser los nuevos dueños del poder.

El tiempo se acaba, si no se aprovecha luego será tarde, llegará el momento que ni para protestar habrá tiempo, pues quedan prohibidas las protestas hasta para los arrechos.

jueves, 29 de enero de 2009

Los pueblos marchan en dos bandos

Diosmel Rodríguez
Miami - 9 de octubre, 2008
José Martí dijo: “…los que aman y construyen y los que odian y destruyen”.

En las próximas elecciones de los Estados Unidos, del 4 de noviembre del 2008, lo que está en juego, no es quien asumirá la administración de la nación norteamericana, en la concepción histórica de este gran país: demócratas y republicanos. Ambos partidos como instituciones, representan los fundamentos de la democracia estadounidense. Eso ha sido así desde siempre y ha prevalecido como prioridad del votante, discernir entre los candidatos de cada partido, que a su entender, mejor servicio prestará a la nación.

Las elecciones de este 4 de noviembre, más que elecciones, será un referendo que permitirá medir hasta que medida, la sociedad norteamericana conserva sus principios y valores como nación. Entonces, lo que está en juego no son las elecciones, sino la nación en sí.

Si las elecciones fueran ganadas por Barack Hussein Obama será una prueba fehaciente de que la corriente ideológica que, por años ha trabajado para subvertir el orden institucional de los Estados Unidos, ya ha alcanzado la capacidad para hacerlo. Lo contrario, demostraría que los valores de la nación norteamericana, como la familia, su religiosidad (95 % de los americanos creen en Dios), su cultura, sus conceptos sobre la propiedad y su confianza en su modelo de producción y de creación de riquezas, aún perduran.

El voto inteligente, que parte de la libertad que tiene el ciudadano norteamericano de ejercer su derecho de votar o no, su voluntad y la capacidad de decidir mediante elecciones los intereses de la mayoría, son parte ya de la cultura norteamericana. Por tanto, aquí puede estar esa fuerza oculta que decidiría la balanza frente al populismo demócrata, exacerbado por los medios y financiado por los principales exponentes de la izquierda mundial.

El poder militar y económico alcanzado por los Estados Unidos en el siglo pasado y principios de éste, ha dejado claro, que no hay fuerza externa que a corto o mediano plazo sea capaz de cambiar sus estructuras políticas y económicas, sin producir una debacle mundial.

Con el fin de la Segunda Guerra mundial, culmina la confrontación directa entre las grandes potencias, aunque se hayan mantenido confrontaciones bélicas aisladas, utilizando territorios de terceros, pero lo más relevante de esa etapa que culmina y de la otra que comienza, es el surgimiento de la guerra fría.

La guerra fría es producto de un riguroso estudio sociológico y científicamente probado, que permitió elegir los puntos de impacto y más sensibles de la sociedad norteamericana: las Universidades, haciendo hincapié en ciertas carreras, donde las características de los jóvenes por su propia naturaleza, los hacía más vulnerables a la penetración ideológica, y los medios de comunicación masiva, partiendo de la teoría de que cuando los pueblos no pueden ser sometidos por la fuerza, deben ser sometidos por la propaganda, la que no solo logra la sumisión, sino que uniforma la opinión de todos los ciudadanos.

Un artículo de James W. Ceaser hacía notar: “Lo primero que salta a la vista de las declaraciones de la filóloga Mary Beard, el dramaturgo Harold Pinter y de los islamo-fascistas Mohamed Omar y Hussein Massawi es que fácilmente pudieran decuplicarse. Pueden encontrarse circulando declaraciones similares en casi cualquier universidad americana o europea; en toda la prensa americana, europea o árabe, en mezquitas y madrazas y, en realidad, en casi cualquier parte donde converjan las elites intelectuales y los terroristas islámicos. El antiamericanismo – tanto en su forma criminal como en la fatuamente sofisticada – es una industria en expansión”.

La experiencia acumulada por la izquierda internacional, recogida como una metodología en el libro “1984” de Eric Arthur Blair (George Orwell) le permitió asimilar el desplome del sistema socialista en la Unión Soviética y Europa del Este y poner en práctica una de sus viejas artimañas, convertir el revés en victoria. Eso demuestra, como una ideología desgastada y fracasada ha podido reciclarse y volver con nuevos bríos, diseminándose como una epidemia en toda América Latina.

El llamado socialismo del Siglo XXI es parte de este reciclaje. Las revoluciones, como mecanismo para acceder al poder, han sido sustituidas por las elecciones. Este método ha demostrado que mediante un proceso electoral bien manipulado se puede obtener el poder y desde dentro, con las mismas herramientas de la democracia, cambiar las instituciones y desmontar el sistema democrático por una democracia hecha a su medida. En esta etapa del juego como en el ajedrez es donde se necesita un rey que se preste y sirva para este rejuego político.

Los casos más representativos de como muta una democracia de origen hacia una dictadura en ejercicios pueden ver en los gobiernos de Hugo Chávez, en Venezuela, Rafael Correa en Ecuador, Evo Morales en Bolivia y Daniel Ortega en Nicaragua, que partiendo de aquello, “de que la razón es la voluntad de la clase gobernante hecha ley”, comienzan por modificar la ley primera de sus países, la Constitución. Esperemos que estos pueblos, si la enfermedad del comunismo no los mata, al menos queden vacunados.

En el caso que nos ocupa, no es que Barack Hussein Obama vaya a desmontar las instituciones norteamericanas en una primera etapa, pero una política del avestruz facilitaría la consolidación y avance de esas fuerzas que por años vienen buscando la destrucción de la sociedad norteamericana en su versión actual. Recuerden que el desmonte de las redes de inteligencia implementada por James Carter y el desmantelamiento de las Fuerzas Armadas Americanas propiciado por Bill Clinton trajeron como consecuencia el mayor ataque terrorista de la historia de este país, el derrumbe de las Torres Gemelas de Nueva York.

El anuncio de Barack Hussein Obama de que eventualmente se reuniría sin previa condiciones y tener en cuenta la aprobación expedita de representantes del eje del mal, enemigos irreconciliables de los Estados Unidos, despierta cierta suspicacia, si conocemos que la efectividad de las corrientes anti americanistas es que convergen, sin necesidad de ponerse de acuerdo, en un interés común, destruir a los Estados Unidos.

Una administración obamista consolidaría el antiamericanismo de América Latina, fortalecería los grupos de destrucción interna y alentaría la inmigración, como mecanismo de transformación de la composición étnica norteamericana, con la intención de sustituir sus bases como nación, procreando una población sin espíritu nacionalista. Obama es resultado de esa estrategia, que entiende que a través de cambios demográficos lentos, se puede transformar y cambiar la correlación de fuerzas internas y llegar a conquistar el poder absoluto de una nueva nación.

Por eso, la emigración hacia los Estados Unidos, incluyendo la ilegal, es una cuestión estratégica, como también lo es hacia Francia e Inglaterra, donde una generación descendiente de inmigrantes está ocupando niveles de importancia, tanto en la vida económica como política de esos países.

La alternancia del poder siempre es saludable, por eso una presidencia de los Clinton, representada por Hilary hubiese sido una decisión políticamente correcta, ya que ella en sí, cultural y emocionalmente es norteamericana. Razón suficiente por lo que no se llevó en la terna como vicepresidente de la formula demócrata, algo que hubiese puesto en crisis la estrategia izquirdizante radical, puesta en las manos del candidato Barack Obama.

La designación de Sara Palin, como candidata a la vice presidencia republicana, circunstancialmente fue correcta, incluso una mujer con elevado potencial personal, pero fue algo improvisado y precipitado. Ella es una persona sin maldad en el uso de la retórica y sin entrenamiento para enfrentar los medios, cosa crucial en la política.

Jorge Ramos, periodista de la Cadena Univisión, le pregunta a Sara Palin, que si ella sabe, cuántos indocumentados (ilegales) hay en Alaska, cómo Jorge Ramos no le pregunta a Obama, cuántos inmigrantes ilegales hay en los Estados Unidos. La inexperiencia de Sara Palin no radica en cómo manejar el poder, sino como se impone el poder.

Una vez más se pone de manifiesto que no hay una política de formación de líderes en la derecha, si así pudiéramos denominarla, frente a una izquierda que si lleva una política consecuente en la búsqueda y preparación de sus cuadros. El caso de Barack Obama no es obra de la casualidad, sino de un trabajo de preparación y formación por años.

El panorama luce sombrío, vamos en camino de la indefensión adquirida. Los Demócratas se han esforzado en mostrar y los Republicanos tibiamente aceptar al presidente George W. Bush, “cual un monstruo de crímenes cargado” del hay que huir como mostraron muchos de los miembros del Partido Republicano, cuando la última visita del mandatario a Miami, donde lo dejaron prácticamente solo. Nadie reconoce que su estrategia de perseguir a los terroristas en su propia madriguera ha evitado un nuevo ataque a los Estados Unidos en territorio americano.

Si a todo esto le sumamos, que Estados Unidos como país, no se esfuerza por fertilizar el patriotismo, donde el objetivismo de la prensa, la convierte en aliada del enemigo. Un país donde los frutos de la guerra necesaria, son las víctimas inocentes y los cadáveres de soldados como trofeos, además del negativismo y la implicación de los costos económicos, dónde vamos a parar con esa imagen. Y no sólo de la prensa televisiva y escrita, ahora reforzada en estos tiempos por la Internet, sino magnificados por la industria cinematográfica de los Estados Unidos, representada por Hollywood, donde sus dirigentes no entienden, que dentro del contexto, son parte de la gran familia americana. Ellos también debieran asumir con responsabilidad los destinos del pueblo americano y brindar una imagen más equilibrada y afectuosa de la nación que tanto les ha dado, eso pudiera servir para aumentar su popularidad en el mundo y no para socavarla, como generalmente sucede.

Los aderezos del patriotismo son bien conocidos y sus mecanismos están más que probados, de ahí su importancia en la preparación de la psicología de las masas. Sin embargo, en los Estados Unidos su uso parece como un pecado. No se premia públicamente un héroe de guerra, no se realizan desfiles militares, no se exacerba el valor y la supremacía de la nación en los eventos deportivos mundiales. No se divulga la bondad de la riqueza americana, a favor de las causas nobles del mundo. Con amigos así, no hacen falta enemigos.

El republicanismo norteamericano carece de una política y una disciplina partidista, eso implicó su incapacidad de enfocar la campaña electoral al candidato con mejor posibilidades de ganar en los comicios presidenciales de noviembre. Tampoco cuentan con asesores audaces y capaces, el tema cubano, algo sensible que le podía aportar una buena cantidad de votos, se le escapó de las manos.

En realidad no saben defenderse, la guerra de Iraq, a consecuencia de la mayor tragedia de la nación norteamericana, los ataques terroristas del 11 de septiembre, la lograron revertir responsabilizando solamente a al Qaida y convertirla una mala decisión política, haciendo desaparecer todas las circunstancias de ese momento histórico. Saddam Hussein desconociendo el mandato del Consejo de Seguridad de la ONU, expulsando sus inspectores; brindando apoyo material y económico a los familiares de los terroristas suicidas y más que eso y quien duda que hubiera representado un santuario para los talibanes y los miembros de al Qaida, en su retirada de Afganistán.

Todo estaba preparado para utilizar el supuesto descalabro de la guerra en la campaña electoral y no fue decisiva porque los resultados de los últimos tiempos y la responsabilidad de tener que tomar una decisión muy riesgosa si los demócratas llegan a la presidencia, prefirieron basar su campaña en la crisis financiera, que es más atractiva y donde parece que de forma especulativa se mueven macabros intereses, porque el derrumbe del mercado hipotecario no parece ser suficiente, para implicar a los Estados Unidos en una crisis financiera mundial.

Algunos han comparado la crisis financiera con un tsunami, pero un tsunami si llegará a los Estados Unidos si un presidente de la izquierda radical, envestido de demócrata asume la presidencia y con el Congreso y el Senado mayoritariamente demócrata, casi se podría considerar con un poder absoluto, pero si a eso le sumamos la posibilidad de nombrar al menos dos jueces de la Corte Suprema de Justicia, ya prácticamente finalizaría la independencia de poderes.

El peligro no está en que un partido controle todos los poderes, siempre y cuando se respeten sus principios de independencia y no se utilice ese control para cambiar la base jurídica de la nación. Una vez los republicanos tuvieron esta prerrogativa, pero su intención siempre ha sido el conservadurismo como filosofía, mientras los liberales demócratas quieren todo lo contrario y es lo que puede estar en juego.

La gran Nación norteamericana sólo se salvará, si se hace todo lo contrario de lo que propician y estimulan los que odian y destruyen.