sábado, 29 de mayo de 2010

El error que los militares colombianos no deben cometer.

Por Diosmel Rodríguez y Jadir Hernández *

MIAMI - 28 mayo - La renuncia de Freddy Padilla de León, el general con más soles en Colombia es un mal síntoma. Aunque usualmente la cúpula militar renuncia cuando hay un cambio de gobierno, en una democracia consolidada, eso no debería ser un problema. No obstante, frente a la corriente ideológica de Antanas Mockus es sumamente peligroso que las instituciones, fundamentalmente las militares, comiencen a flaquear.

Los militares de alto rango son los encargados de mantener el rol constitucional del ejército, pero muchas veces caen en el error de renunciar, consecuencias que pagan después, como le sucedió a Huber Matos en Cuba y a Raúl Isaías Baduel en Venezuela. Ejemplo de una posición correcta y honorable fue la de los militares hondureños, ante el intento de golpe constitucional de Manuel Zelaya.

Los últimos atentados en Colombia demuestran que no se puede menospreciar la política de la Seguridad Democrática. En los inicios de la campaña electoral, Juan Manuel Santos no ha mostrado suficiente dureza política ante los hechos, pero ha ido progresando en defender su propuesta de una Colombia más segura pero también más próspera. El país no puede darse el lujo planteado por Mockus de filosofar para que sus conciudadanos se conviertan en personas esmeradamente educadas y pacifistas recalcitrantes, con especial atención al medio ambiente. La cultura es indispensable para que una nación progrese, pero cuando tenemos una nación enfrentando por más de medio siglo a narco guerrillas terroristas, y a punto de destruirlas, la prioridad tiene que ser elegir a un presidente fuerte, experto en la lucha contra el terror y capaz de hacer alianzas con las demás fuerzas políticas, como planteo el candidato Santos en el debate televisado este jueves por el canal RCN.

Santos tiene y debe demostrar abiertamente una posición más enérgica, como el llamado discurso incendiario, que aunque muchos lo cuestionen, es un mecanismo probado de motivación y compulsión social. Durante la campaña hubiese sido provechoso que el gobierno desatara otra gran ofensiva contra las FARC. Incluso, en estos momentos, atacando sería la mejor manera de defenderse, elevando la moral de las Fuerzas Armadas y de la fórmula uribista.
Este domingo 30 de mayo, Juan Manuel Santos puede recibir un resultado adverso en sus aspiraciones de ser presidente de Colombia, debido a que su campana electoral pudiera calificarse de pésima por no mostrar el programa fresco, novedoso y agresivo que se esperaba del coordinador principal de “La operación Jaque”.

Confiemos que unos reñidos resultados frente a Mockus, le muestren a Santos que debe ser el mismo, sin concesiones ni aspiraciones de contentar a quienes nunca le apoyarían. La segunda vuelta debe revelar a un candidato uribista capaz de concretar fuertes alianzas políticas, demostrando la garra de un presidente fuerte. Su campaña tiene que basarse en: “Salvemos a Colombia” y que la gente lo interiorice así. No se explica, como sus asesores todavía no logran encarrilar a Santos en una campaña estratégicamente acorde a los intereses de la población votante actual.

La diversidad de regiones de Colombia coloca a los votantes en diferentes perfiles de prioridad. Esos intereses localizados deben formar parte del programa de gobierno de Juan Manuel Santos. Una propuesta de nuevos destinos a los mercados fronterizos como política de Estado y un enfrentamiento a la corrupción, en todos los estratos de la sociedad, incluyendo a las organizaciones no gubernamentales, pudieran darle un mayor impulso a su campaña.

Ya se produjo una alerta sobre la inseguridad de Álvaro Uribe en un posible gobierno con Mockus de presidente. Aunque Mockus ha declarado que Uribe no tiene responsabilidad jurídica en el caso de los falsos positivos, sí tiene responsabilidad moral. De acuerdo a la ya conocida fórmula matemática de Mockus, eso por si sólo es para tener en cuenta. No sólo Uribe, sino el propio Santos y varios militares más estarían bajo la lupa. Sería muy útil para los integrantes del eje del mal defenestrar la cúpula militar colombiana, para recomponer una fuerza armada más comprometida con la línea ideológica del mockismo, y desde allí, encarrilar al país no precisamente hacia la paz y la prosperidad, que muchos ansiamos para Colombia.

*Diosmel Rodríguez, economista; y Jadir Hernandez, abogado, son ambos analistas políticos que integran la junta de directores del Centro Global para la Democracia Proactiva. Residen en los Estados Unidos y trabajan con frecuencia en Latinoamérica como parte de iniciativas del CGDP, Abogados sin Fronteras y El Proyecto Internacional de Desarrollo Cívico Rural.

domingo, 16 de mayo de 2010

Conociendo a un héroe de la Patria

Por Diosmel Rodríguez
rdiosmel@gmail.com
Miami, 16 de mayo 2010

.................. Linconl en la conclusión del acto

.......Adolfo Rivero Caro, Lincoln Díaz-Balart y Diosmel Rodríguez

Este 15 de mayo pudo haber sido un sábado más, acumulando tiempo en mi vida. Tenía una invitación para asistir a un acto de recordación de Rafael Díaz-Balar en la Facultad de Leyes de la Universidad Internacional de la Florida, esa cita hizo un día diferente en mi vida, estaba conociendo a un héroe de la Patria.

Aunque Adolfo Rivero Caro y yo habíamos convenido asistir, por esa obstinada obsesión de buscar en cada foro, alimento para nuestra ansiada libertad, no teníamos plena conciencia de una triste realidad: no conocíamos en toda su dimensión a un verdadero héroe de la Patria. De esos héroes, que más que héroes, han sido mártires vivientes.

Rafael Díaz-Balart era de esos hombres, como bien definiera Rivero Caro, con un pensamiento profético. Yo diría más, con un pensamiento fecundo. Su libro Cuba: Intrahistoria. Una lucha sin tregua tiene que integrase al pensamiento político, económico y social de la República, si en verdad aspiramos a ser libres.

Su visión de organizar la lucha, de institucionalizar nuestra causa, hoy en día sigue reclamando su visionario legado. La Rosa Blanca, como una fuerza política rectora de las energías y estrategias necesarias para una lucha a largo plazo y sin tregua, no fue por gusto la primera organización del exilio, para lograr el sagrado propósito de la libertad.

La inercia de la vida y del exilio a veces no nos permite reconocer a los verdaderos héroes. La historia muchas veces lo premia a destiempo y tal vez eso es lo que los hace verdaderos héroes. Muchas veces el sacrificio del martirologio los acompaña en un cómplice anonimato, que la solidaridad humana o la unidad de lucha hubiera evitado, pero tal vez hubiesen empequeñecido esa voluntad y espíritu de gigante, que algunos hombres llevan por dentro.

Rafael Díaz-Balart, como buen jardinero comprendía, que su devoción por la rosa blanca, no era razón para que no proliferaran las demás flores, y hasta un lugar le dejó a la yerba mala. Esa virtud, que es la virtud de los grandes, es la que hace patria.

Cuando perdido ando, en busca del camino de la Patria, que no sé si lo encontraré, las huellas de Rafael Diaz-Balart, me hacen por coincidencia histórica, encontrarme en el mismo lugar: con la rosa blanca en las manos, pero evitando las espinas, propias y ajenas. Ojalá por él, por mí y por Cuba, pueda depositarle en libertad al Apóstol, su ramo y una bandera. Si es que alguien me ayuda a llegar.

viernes, 14 de mayo de 2010

Colombia: Mockus presidente, Uribe a prisión.

Diosmel Rodríguez y Jadir Hernández
Miami 7-13 mayo, 2010

Esta ecuación pudiera parecer risible, pero en política no hay nada más cerca de la realidad que lo inverosímil. Los antecedentes de imputación judicial contra Alvaro Uribe, la predisposición de la Corte Suprema contra él y las declaraciones de Antanas Mockus, de una posible extradición hacia Ecuador - si el marco legal lo permitiera - la justifican. No más observen estas citas de Eduardo Mackenzie y saquen sus propias conclusiones: “En marzo de 2010, el Partido Verde Europeo se reunió en Barcelona y votó una resolución sobre Colombia. Citando como fuente de sus informaciones, la organización Justicia y Paz del cura Javier Giraldo, culpan allí a Álvaro Uribe y a las fuerzas del gobierno, de toda suerte de crímenes”.

Si Antanas Mockus llega al poder, Uribe debe ponerse a salvo inmediatamente, no sé si Estados Unidos ahora sería un buen destino, pero Chile o Panamá se pudieran explorar. Cuando no esté en poder, le endilgaran los falsos positivos, relaciones con las paramilitares, espionaje del DAS y no se sabe cuántas cosas más.

La popularidad del actual mandatario sería el mejor argumento para combatir la hipótesis de la encarcelación de Uribe. Sin embargo, ese mismo error lo cometió Alberto Fujimori, que pensó que con su llegada al Perú, las masas se desbordarían en su apoyo y algo parecido le ocurrió a Manuel Zelaya, que esperaba primero, miles de personas a su llegada a la frontera con Nicaragua y luego en la capital, cuando se alojó en la embajada de Brasil. En ambas circunstancias, tanto a Fujimori como a Zelaya el apoyo popular masivo falló.

Las posibilidades de que Antanas Mockus se convierta en el próximo presidente de Colombia son altísimas. La tendencia de crecimiento sostenible y permanente del candidato del Partido Verde así lo pone en esa perspectiva. Un candidato que hasta hace poco no tenía ni siquiera un partido, demuestra que detrás de su candidatura hay fuertes intereses de grupos y una estrategia bien definida. Se necesita una gran maquinaria propagandística y recursos para imponerse en una campaña mediática en tan poco tiempo. Algo que solo la experiencia y los recursos de la izquierda internacional lo pueden lograr.

Según reseña Eduardo Mackenzie, “los Verdes son el resultado de la crisis de la extrema izquierda. En Francia aparecen en 1984. Al comienzo, no querían ser ni de izquierda ni de derecha”. No sería muy difícil imaginar, que detrás de este complejo entramado político esté jugando un papel muy importante, Ingrid Betancourt.

La alerta debe tomarse en serio, cuando las posibilidades de que Antanas Mockus llegue a la presidencia cada día son más evidentes. Mockus ha sabido jugar el ajedrez político: nombró como compañero de fórmula para la vicepresidencia a Sergio Fajardo Valderrama, ex alcalde de Medellín, una opción descontaminada y descontaminante en el ámbito político, algo que la población, principalmente académicos, intelectuales y gran parte de la juventud lo ve como refrescante, en un ámbito político tan caldeado por años.

La estrategia de Mockus contempla un distanciamiento con el Polo Democrático y Chávez, así como un recrudecimiento contra las FARC. Algo que le puede ser muy provechoso ahora, pero teniendo en cuenta su carácter indeciso, puede cambiar de criterio en un instante, luego de ser envestido como presidente de Colombia.

No es extraño que a la candidatura de Juan Manuel Santos la esté afectando tanto la tensión con Venezuela, algo que Hugo Chávez se ha encargado de exacerbar en los últimos días. El comercio en la frontera con Venezuela, algo que ha existido por años y que es la vida misma de miles de personas, muchos piensan que en un clima de distensión se podría restablecer. No por gusto el dinero chavista ha estado operando abiertamente y en puntos sensibles en toda esta zona fronteriza.

Santos no ha demostrado ser un buen comunicador y su campaña no ha expuesto un programa de gobierno nuevo y motivador. Se empeña en poner todo su énfasis en el programa de Uribe de la seguridad democrática. Algo que pudiera parecer muy positivo, pero los pueblos no se llevan por los resultados y logros alcanzados, sino por los problemas que aún piensan padecer. En este aspecto Santos tiene que proyectarse a los problemas sociales más candentes, como es el caso de los desplazados, la tenencia de tierras y un acuerdo humanitario que estaría avalado por la fortaleza indiscutible de un presidente con experiencia, que ha dirigido con éxito los tres gabinetes más importantes del ejecutivo.

Por otra parte sería bueno que Santos contraataque presentando una política educacional más pragmática y efectiva a corto plazo que defina soluciones para instituciones de tanto peso como el SENA y las universidades públicas. También es fundamental que el poder ejecutivo estimule el trabajo de las alcaldías en la inversión social, pero que al unísono implemente un programa más ambicioso a nivel nacional, y cree un coordinado regulador fiscal que frene la corrupción endémica en ciudades como Manizales y otras ciudades que han sido esgrimidas como ejemplo de la mala administración actual, y con toda razón por la campaña de Mockus.

Lógicamente, el ex ministro de defensa debería presentar un programa más agresivo y realista para culminar el conflicto armado durante su gestión como presidente, lo cual permitirá dedicar los grandes recursos de la guerra al desarrollo económico y social. Las siete bases militares con presencia norteamericana pueden ser mostradas como una solución para controlar definitivamente los problemas con las narco guerrillas y cualquier grupo insurgente que provenga del exterior. En ese sentido es apremiante resaltar el nacionalismo del colombiano promedio y su aversión a Hugo Chávez, para desde ya desafiar al dictador venezolano, mostrando a los colombianos que desde Caracas y La Habana tratan de determinar la política colombiana.

Juan Manuel Santos todavía pudiera revertir la situación actual, si su campaña se enfoca en poner en perspectiva lo que pudiera pasar en Colombia si se enrumba en los caminos tomados por Cuba y Venezuela. En Internet hay suficiente material fílmico para avalar e implementar esta iniciativa. Incluso, bien valdría la pena tomar pequeños testimonios directamente de la isla y ponerlos como anuncios políticos. Además el poder económico debe reforzar la campaña de Santos, si no quieren terminar en el exilio, porque a pesar de su holgada posición económica, la patria le va hacer falta, si no que les pregunten a los cubanos y venezolanos.

La campaña negativa contra Mockus no ha tenido un impacto significativo, según las últimas encuestas. Mientras las mismas encuestas muestran que en una segunda vuelta, también Antanas Mockus ganaría la contienda. Si a eso le añadimos las posibles alianzas, tampoco Santos saldría favorecido, pues Noemí Sanín, la candidata del Partido Conservador y una de los dos aspirantes presidenciales del uribismo, aunque no forme alianza, sus ataques han sido tan fuertes que ha descalificado a su similar del Partido de La U, Juan Manuel Santos.

Un análisis serio de la coyuntura política de Colombia, no solo pone en capilla ardiente a Alvaro Uribe, sino a todo el empresariado colombiano y la democracia del área y de los que aspiran a ella. Todos se verían en extremo peligro. Antanas tienen su línea ideológica y tiene la misión de ser un presidente de tránsito, para allanar el camino del Socialismo del Siglo XXI en Colombia.

Diosmel Rodríguez
rdiosmel@gmail.com
Jadir Hernández
jadir911@hotmail.com