Diosmel Rodríguez y Jadir Hernández
Miami 7-13 mayo, 2010
Esta ecuación pudiera parecer risible, pero en política no hay nada más cerca de la realidad que lo inverosímil. Los antecedentes de imputación judicial contra Alvaro Uribe, la predisposición de la Corte Suprema contra él y las declaraciones de Antanas Mockus, de una posible extradición hacia Ecuador - si el marco legal lo permitiera - la justifican. No más observen estas citas de Eduardo Mackenzie y saquen sus propias conclusiones: “En marzo de 2010, el Partido Verde Europeo se reunió en Barcelona y votó una resolución sobre Colombia. Citando como fuente de sus informaciones, la organización Justicia y Paz del cura Javier Giraldo, culpan allí a Álvaro Uribe y a las fuerzas del gobierno, de toda suerte de crímenes”.
Si Antanas Mockus llega al poder, Uribe debe ponerse a salvo inmediatamente, no sé si Estados Unidos ahora sería un buen destino, pero Chile o Panamá se pudieran explorar. Cuando no esté en poder, le endilgaran los falsos positivos, relaciones con las paramilitares, espionaje del DAS y no se sabe cuántas cosas más.
La popularidad del actual mandatario sería el mejor argumento para combatir la hipótesis de la encarcelación de Uribe. Sin embargo, ese mismo error lo cometió Alberto Fujimori, que pensó que con su llegada al Perú, las masas se desbordarían en su apoyo y algo parecido le ocurrió a Manuel Zelaya, que esperaba primero, miles de personas a su llegada a la frontera con Nicaragua y luego en la capital, cuando se alojó en la embajada de Brasil. En ambas circunstancias, tanto a Fujimori como a Zelaya el apoyo popular masivo falló.
Las posibilidades de que Antanas Mockus se convierta en el próximo presidente de Colombia son altísimas. La tendencia de crecimiento sostenible y permanente del candidato del Partido Verde así lo pone en esa perspectiva. Un candidato que hasta hace poco no tenía ni siquiera un partido, demuestra que detrás de su candidatura hay fuertes intereses de grupos y una estrategia bien definida. Se necesita una gran maquinaria propagandística y recursos para imponerse en una campaña mediática en tan poco tiempo. Algo que solo la experiencia y los recursos de la izquierda internacional lo pueden lograr.
Según reseña Eduardo Mackenzie, “los Verdes son el resultado de la crisis de la extrema izquierda. En Francia aparecen en 1984. Al comienzo, no querían ser ni de izquierda ni de derecha”. No sería muy difícil imaginar, que detrás de este complejo entramado político esté jugando un papel muy importante, Ingrid Betancourt.
La alerta debe tomarse en serio, cuando las posibilidades de que Antanas Mockus llegue a la presidencia cada día son más evidentes. Mockus ha sabido jugar el ajedrez político: nombró como compañero de fórmula para la vicepresidencia a Sergio Fajardo Valderrama, ex alcalde de Medellín, una opción descontaminada y descontaminante en el ámbito político, algo que la población, principalmente académicos, intelectuales y gran parte de la juventud lo ve como refrescante, en un ámbito político tan caldeado por años.
La estrategia de Mockus contempla un distanciamiento con el Polo Democrático y Chávez, así como un recrudecimiento contra las FARC. Algo que le puede ser muy provechoso ahora, pero teniendo en cuenta su carácter indeciso, puede cambiar de criterio en un instante, luego de ser envestido como presidente de Colombia.
No es extraño que a la candidatura de Juan Manuel Santos la esté afectando tanto la tensión con Venezuela, algo que Hugo Chávez se ha encargado de exacerbar en los últimos días. El comercio en la frontera con Venezuela, algo que ha existido por años y que es la vida misma de miles de personas, muchos piensan que en un clima de distensión se podría restablecer. No por gusto el dinero chavista ha estado operando abiertamente y en puntos sensibles en toda esta zona fronteriza.
Santos no ha demostrado ser un buen comunicador y su campaña no ha expuesto un programa de gobierno nuevo y motivador. Se empeña en poner todo su énfasis en el programa de Uribe de la seguridad democrática. Algo que pudiera parecer muy positivo, pero los pueblos no se llevan por los resultados y logros alcanzados, sino por los problemas que aún piensan padecer. En este aspecto Santos tiene que proyectarse a los problemas sociales más candentes, como es el caso de los desplazados, la tenencia de tierras y un acuerdo humanitario que estaría avalado por la fortaleza indiscutible de un presidente con experiencia, que ha dirigido con éxito los tres gabinetes más importantes del ejecutivo.
Por otra parte sería bueno que Santos contraataque presentando una política educacional más pragmática y efectiva a corto plazo que defina soluciones para instituciones de tanto peso como el SENA y las universidades públicas. También es fundamental que el poder ejecutivo estimule el trabajo de las alcaldías en la inversión social, pero que al unísono implemente un programa más ambicioso a nivel nacional, y cree un coordinado regulador fiscal que frene la corrupción endémica en ciudades como Manizales y otras ciudades que han sido esgrimidas como ejemplo de la mala administración actual, y con toda razón por la campaña de Mockus.
Lógicamente, el ex ministro de defensa debería presentar un programa más agresivo y realista para culminar el conflicto armado durante su gestión como presidente, lo cual permitirá dedicar los grandes recursos de la guerra al desarrollo económico y social. Las siete bases militares con presencia norteamericana pueden ser mostradas como una solución para controlar definitivamente los problemas con las narco guerrillas y cualquier grupo insurgente que provenga del exterior. En ese sentido es apremiante resaltar el nacionalismo del colombiano promedio y su aversión a Hugo Chávez, para desde ya desafiar al dictador venezolano, mostrando a los colombianos que desde Caracas y La Habana tratan de determinar la política colombiana.
Juan Manuel Santos todavía pudiera revertir la situación actual, si su campaña se enfoca en poner en perspectiva lo que pudiera pasar en Colombia si se enrumba en los caminos tomados por Cuba y Venezuela. En Internet hay suficiente material fílmico para avalar e implementar esta iniciativa. Incluso, bien valdría la pena tomar pequeños testimonios directamente de la isla y ponerlos como anuncios políticos. Además el poder económico debe reforzar la campaña de Santos, si no quieren terminar en el exilio, porque a pesar de su holgada posición económica, la patria le va hacer falta, si no que les pregunten a los cubanos y venezolanos.
La campaña negativa contra Mockus no ha tenido un impacto significativo, según las últimas encuestas. Mientras las mismas encuestas muestran que en una segunda vuelta, también Antanas Mockus ganaría la contienda. Si a eso le añadimos las posibles alianzas, tampoco Santos saldría favorecido, pues Noemí Sanín, la candidata del Partido Conservador y una de los dos aspirantes presidenciales del uribismo, aunque no forme alianza, sus ataques han sido tan fuertes que ha descalificado a su similar del Partido de La U, Juan Manuel Santos.
Un análisis serio de la coyuntura política de Colombia, no solo pone en capilla ardiente a Alvaro Uribe, sino a todo el empresariado colombiano y la democracia del área y de los que aspiran a ella. Todos se verían en extremo peligro. Antanas tienen su línea ideológica y tiene la misión de ser un presidente de tránsito, para allanar el camino del Socialismo del Siglo XXI en Colombia.
Diosmel Rodríguez
rdiosmel@gmail.com
Jadir Hernández
jadir911@hotmail.com
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1 comentario:
Muy buen analisis.Me lo llevo para
www.anhelos-y-esperanzas.com
Saludos
Esperanza
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