La
ingobernabilidad democrática como instrumento de lucha
www.democraciaproactiva.org
Publicacion, Miami, Florida, julio 20, 2009
Primera
Edición,
Naples,
Florida
4 de junio, 2021
Segunda
Edición, La Belle. Florida, 24 de diciembre 2023
MIAMI
– julio 20, 2009 -
La
ingobernabilidad democrática es la herramienta de lucha por
excelencia para sacar del poder a los gobiernos totalitarios o
autoritarios de corte ‘izquierdistoides’. La ingobernabilidad
democrática es la versión moderna de la lucha cívica no violenta,
que no toma como centro la demanda de derechos civiles, sino la
exigencia de bienes y servicios concretos a partir de la
insatisfacción generalizada de las prestaciones sociales. Esa
insatisfacción social confirma la inoperancia del régimen, que lo
convierte en ilegítimo y justifica la creación de un gobierno
alternativo.
La
izquierda ha manejado muy bien la insatisfacción social como bandera
de lucha, denominadola Justicia Social, algo que se atribuye como
propia y cuando asume el poder la convierte en su patrimonio o sea
que solo ellos pueden ser garantes de beneficios y derechos
sociales. Y negligentemente, la oposición al verse sin base social,
trata de confrontar el poder político en la cúpula, no desde su
base, para recuperar el poder de convocatoria y la capacidad
movilizativa de los más necesitados.
La estrategia debe ser
similar a la de los movimientos sociales de izquierda, algo así como
la cura a partir de su propio veneno, pero con otro fin: recuperar la
democracia de origen y en ejercicio. Aquí hay que tener mucho
cuidado, no subestimar la capacidad operativa de los regímenes
totalitarios y quererlos enfrentar con las herramientas típicas de
la democracia, porque pueden ser oxígeno para su fuego, pero sí haciendo uso del derecho a la institucionalidad de la sociedad en
todo su conjunto y ejerciéndola por
derecho propio, sin esperar por la autorización
de las fuerzas opresoras en el poder.
No
hay experiencia del desmonte de un sistema totalitario bajo esta
condición social, donde se haya impuesto la voluntad de los que no
quieren vivir como siempre sobre los que quieren seguir viviendo como
hasta ahora. Sin embargo, eso no significa la ineficacia del método
propuesto, cuando no hay ninguna alternativa viable a la vista.
El
caso cubano es un buen referente, aunque no
se ha encontrado el método apropiado para salir del totalitarismo,
si ha sido un buen teatro de operaciones donde se han ensayado un
sinnúmero de estrategias, que ante sus evidentes fracasos, no
ameritan repetirse en nuevos escenarios como Venezuela, Bolivia,
Nicaragua, Colombia, etc. A pesar de la
advertencia, al menos en Venezuela se imitaron los métodos y dieron
iguales resultados que
en Cuba. Sin embargo, Venezuela ha sido un laboratorio donde
escenarios que se creían vitales para un mejor desarrollo de la
lucha liberadora como el multipartidismo, elecciones, fronteras
terrestres, tenencia de armas, etc. tampoco dieron resultados
positivos.
La
ingobernabilidad democrática necesita de una voluntad cívica, que
debe formar parte de una disciplina espiritual y psicológica de los
líderes, para llevarla a cabo. Y de una conciencia nacional, al
menos de la dirigencia superior opositora, para evitar que las
artimañas del poder puedan hacerlos caer en su propia trampa, como
conminarlos a abandonar su escenario natural de lucha haciéndolos
emigrar, bajo la premisa de “enemigo que huye puente de plata”.
La Oposición nunca puede ser reactiva, sino proactiva,
trazar y adelantar sus propias iniciativas, principalmente las
relacionadas con su base social. En este aspecto es muy importante
las observaciones que hizo la periodista Hilda
Pupo S. del periódico Ahora de Holguín: “Resultar
maltratado cuando le prestan un servicio, y no reclamar por pena o
porque se cree infructuoso, alimenta, sin quererlo, las actitudes
conformistas. Aceptar en silencio una desfachatez, es la mejor manera
para acrecentar los tan criticados actos de violación de sus
derechos como consumidor, usuario, paciente o simple ciudadano; es
renunciar a la posibilidad de protegerlo”.
La indefensión
adquirida es parte de los mecanismos sistémicos de los regímenes
totalitarios, que se estabilice como una cultura, incluso para los
derechos básicos, entonces qué
decir frente a derechos civiles y políticos, que conllevan más
riesgos y son menos atractivos para la población común.
La
importancia de la ingobernabilidad democrática no es solamente
el reclamo generalizado de los bienes y servicios ante un gobierno
que es responsable de todo, sino
que tiene como objetivo también
neutralizar la
represión, darle una base moral a la lucha política y motivar a las
masas para su incorporación a la misma. La masividad impide la
responsabilidad directa de líderes que podrían ser encausados y
sometidos a medidas ejemplarizantes, que puede incluir hasta la pena
de muerte. Esto es parte de la estrategia de un ex preso político y
líder de la oposición santiaguera, que siempre llamaba a saturar la
represión, como estrategia de lucha.
La
ingobernabilidad democrática, aunque es un fenómeno de masas, debe
ser orientado, canalizado y liderado por la oposición política y la
sociedad civil. Quiénes
a su vez deben definir muy bien y dejar bien claro el papel y la
diferencia entre movimientos políticos y organizaciones de la
sociedad civil, para no interferir en los objetivos y propósitos de
cada una de ellas y desvirtuarse de su verdadero papel ante la
sociedad.
Los líderes de la oposición política y de la
sociedad civil son los primeros que deben interiorizar el alcance y
estrategia de la ingobernabilidad democrática, que con la
implementación masiva de sus métodos alcanzarán el propósito de
la unidad en la lucha, sin buscar esa unidad monolítica
que muchos se proponen y que se hace imposible de lograr. No
obstante, la efectividad de la ingobernabilidad democrática depende
de la capacidad de los líderes de preparar y capacitar a sus
activistas en este método de lucha, que a su vez serán los
encargados de ponerlos en práctica y servir como detonantes en las
demandas sociales.
Los
integrantes de la oposición militante, son los primeros que deben
asumir una conducta de ingobernabilidad y ponerla en práctica
permanentemente. Eso significa,
no
deponer la asistencia a ninguna actividad programada, por causa de
una citación de los órganos represivos; no permanecer
voluntariamente en
sus casas bajo asedio policial o de los agentes de inteligencia; no
permanecer en
los puntos de citaciones después de la hora fijada sin la atención
del funcionario previsto; no aceptar métodos de tortura física y
psicológica, como permanecer pasiblemente en las oficinas de
interrogatorios por tiempo indefinido con la climatización a niveles
humanamente insoportables. No aceptar –nunca– como bueno el trato
dispensado durante detenciones largas o cortas; no pagar multas por
implicaciones políticas y estar preparados para la confrontación
política con sus represores y la aceptación voluntaria y consciente
del sufrimiento que impone la lucha, para enfrentar el miedo que nos
impone el enemigo como tortura psicológica.
La oposición
tiene que preparar seminarios para impartir los métodos de la
Ingobernabilidad
Democrática
y las organizaciones entrenar a sus activistas en la implementación
de la misma. Los activistas deben aprovechar todo escenario propicio
para resaltar la inconformidad social, desde una reunión de barrio
hasta una manifestación espontánea de ciudadanos. Siempre haciendo
alusión a su representatividad social como miembro de una
organización de la oposición política o de la genuina sociedad
civil.
Las
condiciones objetivas y subjetivas para implementar este método de
lucha están dadas. La población ha
dado muestra de su descontento popular, con sus planteamientos
y quejas, por las pésimas condiciones que viven, efectuándose
hasta un sinnúmero
de protestas en todo el país.
La
oposición política para lograr sus objetivos de vinculación con
las masas tiene varias premisas que cumplir:
a) Convertirse
en una oposición real y técnicamente definida bajo los principios y
métodos establecidos bajo los cánones internacionalmente
reconocidos
b) Identificar los principales reclamos de la
sociedad y salir en su representación para demandarlos, no para
solucionarlos
c) Asumir los riesgos y sacrificios de la lucha
interna en el país. No se puede predicar
la moral de la lucha, con el propósito marcado de
abandonar el país, muchos lo han hecho ya con una visa en el
bolsillo
d) Estructurar mecanismos de representatividad y
elegibilidad política que pongan a la oposición en capacidad de
formar gobierno.
La
Ingobernabilidad
Democrática
no tiene como premisa convertir a los individuos en patriotas, sino
crear los mecanismos que les
permita
comportarse patrióticamente y para ello,
hay
que contrarrestar los elementos negativos en la sociedad, como el
escapismo, abandonar el país como única alternativa viable para
lograr resultados deseados a corto plazo. Solo permaneciendo en el
país se puede incidir en esa gran mayoría de la población que está
obligada a quedarse en la Isla, a pesar del inmovilismo generalizado,
albergando la esperanza de algún día abandonar el país. Los que
permanecen en el país son los que más
pueden
incidir
en la
implementar la ingobernabilidad democrática, si algún día quieren
disfrutar de su
propia libertad, no de una libertad ajena y prestada por demás.
Hay
que asumir como cierto los riesgos que representa mantener una actitud
de ingobernabilidad, que infiere la posibilidad real de ir a la
cárcel. Pero la ingobernabilidad es un cambio de mentalidad que
conlleva en sí misma un cambio de actitud. Esa actitud es una manera
diferente de enfrentar las imposiciones del poder, por lo que la
cárcel es parte de la estrategia, que incluso puede llegar a
provocarse para saturar la represión y desmontar uno de los
instrumentos represivos más efectivos de los regímenes
totalitarios, el miedo.
La
prisión, para quebrar la represión,
como método represivo tiene que verse
como un propósito de lucha. En un
término muy cubano, como una tarea y que
los que vayan a cumplir esa misión reciban una atención esmerada
por parte de sus compañeros, primero para con su familia, desde el
mismo instante de la detención, y luego con los encarcelados.
El
apoyo tiene que ser moral, material y logístico, pero algo
preconcebido para que los luchadores políticos y sociales enfrenten
los arrestos y encarcelamientos seguros de que sus seres queridos
bajo su responsabilidad estarán amparados por sus compañeros de
lucha. Sólo así se podrá elevar la moral
de nuestros activistas, que podrán asumir las detenciones y
encarcelamientos como parte de esta nueva estrategia de lucha.
La
participación masiva en la ingobernabilidad democrática será el
mejor antídoto contra la represión, hay que llevar el régimen a la
represión masiva para poderla saturar. En
este sentido, hay que desplegar todo un movimiento cívico contra la
pena de muerte, expresión máxima de la represión del régimen,
pero que entra en franca contradicción de los movimientos sociales
izquierdistas, ya que el enfrentamiento a la pena de muerte es uno de
los componentes fundamentales del antiamericanismo mundial.
Si
la ingobernabilidad democrática contempla un cambio radical en la
mentalidad, también requiere de un cambio radical en las acciones
para conformar nuevas estructuras de
un liderazgo con reconocimiento nacional e internacional, compuesto
por personas preparadas con capacidad de formar un gobierno que
sustituya el régimen que se necesita reemplazar.
Las
organizaciones políticas que decidan
implementar las iniciativas de la
ingobernabilidad democrática tienen que basarse
en su norma metodológica y capacitar
de forma masiva a
los activistas políticos y sociales en esta nueva forma de
oposición, que va a requerir de un nuevo componente humano, con
motivaciones e intereses diferentes.
La
oposición política tiene
que legitimarse socialmente, creando mecanismos de vinculación con
las masas. La creación de estructuras locales que canalicen
las inquietudes sociales y demanden al
gobierno por el incumplimiento
de sus obligaciones con los ciudadanos puede ser
un buen catalizador movilizativo.
Los
pueblos no pueden arrastrarse a la lucha, hay que crear mecanismos
que los entusiasmen a participar en ella.
Los líderes sociales son el embrión de los
futuros servidores públicos como funcionarios electos, por lo que
son los encargados de motivar la lucha interna, a
partir de las carencias sociales.
Un
nuevo enfoque en la estrategia de lucha conlleva pasar de la
acción reactiva a la acción proactiva. Hay que enfrentar a los
represores en su “propia madriguera” antes de que vengan a
implementar sus planes de intimidación y siempre resaltar nuestro
emplazamiento, nuestros argumentos hacerlos públicos, nunca hacer
énfasis en las palabras y amenazas del represor. Hay que pasar del
miedo creíble, muy bueno para la emigración, al valor posible que
si es válido para la liberación.
El
régimen y sus leyes no están preparados para el enfrentamiento
cívico, algo que también debe lograr la oposición. Por lo que
antes de presentar una denuncia en las redes sociales de la Internet,
debe presentarse esa denuncia en cualquier institución del régimen.
Eso permite cumplir con los preceptos de las Naciones Unidas y limita
la represalia legal del régimen. A la vez que desmoraliza su
supuesta justicia social y sirve de empoderamiento a la lucha
ciudadana.
El
uso de la tecnología de la Internet y sus redes sociales
facilita darle rostro a los nuevos líderes,
promoviendo sus proyectos políticos y
sociales, sus actividades y documentar las denuncias sociales
como los problemas de
viviendas, viales, agua potable, electricidad, transporte, salud
pública, medicamentos, alimentos en general,
etc.
La
ingobernabilidad democrática incluye el ejercicio de todas las
libertades: la política, la económica y
todas las demás. Por tanto, debe insistirse que
las personas tienen el derecho que
les asiste a disfrutar de todos los derechos
universalmente reconocidos sin la anuencia de ningún
régimen de
turno.
La
libertad política, que es la madre de las libertades, no cuenta con
una gran visualización por lo que es preciso potenciar la defensa de
la libertad económica que tiene mayor repercusión. Por eso el
mercado negro ha sido la expresión máxima de desobediencia de la
población cubana como un acto de
reivindicación social ante la falta de la libertad económica.
Una
de las premisas de la iniciativa de la ingobenabilidad
democrática es el
derecho natural del pueblo a ejercer libremente sus
actividades económicas y políticas que le asisten
como ciudadanos libres, desconociendo las imposiciones que
ahora les impone el régimen. Muchas de
ellas no aparecen bajo prohibiciones o
regulaciones jurídicas, hay que educar a la población y
representarla en la defensa de su libertad de ejercer todo lo que no
debe estar prohibido, o bajo prohibiciones
ilógicas e irracionales.
La
iniciativa de la ingobernabilidad democrática necesita materializarse
a partir de estructuras políticas
que representen la población a
partir de las demandas sociales, desde lo individual hasta lo
colectivo. Las demandas sociales son los pilares de los fundamentos
políticos, no se puede ver una cosa separada de la otra. La
representación política se adquiere liderando las aspiraciones
sociales de la población. Por tanto, las
demandas sociales tienen que ser proclamas
ciudadanas exigiendo el reemplazo de los
incompetentes representantes de un sistema fallido. Para
ello, se necesita el levantamiento social de cada municipio
como prueba fehaciente de un poder inoperante.
Los
líderes sociales serán los que recogerán
las inquietudes o quejas de los individuos, principalmente aquellas
que el gobierno ha rechazado o dejado en un limbo de solución. Las
personas afectadas o víctimas de la negligencia estatal deben
conocer que su caso está siendo atendido por representantes
de oposición, para lograr el reconocimiento de la población y que
ésta pueda identificar quiénes son sus
verdaderos líderes sociales.
Los
reclamos sociales, no necesariamente tienen
que ser manifestaciones populares, tal vez puedan aparecer
espontáneamente en etapas subsiguientes, cuando las masas adquieran
una mayor responsabilidad en la toma de decisiones. Sin embargo, la
ingobernabilidad democrática, contempla el método de la demandas
sociales directas, que hacen más
efecto, más civilizadas, participan entes
pensantes y ponen en menos riesgos a la
población, que casi siempre queda como víctima del exceso y abuso
de las fuerzas
represivas.
El
ejercicio del poder, la vinculación con las masas, el conocimiento
de la realidad de cada sector y un liderazgo bien ganado, hace de los
líderes de la oposición
una cantera para un futuro gobierno democrático en Cuba. Por esta
razón es contraproducente que los principales
líderes de Oposición estén en trámites de salida del
país, o que esa sea su prioridad. Eso los descalifica moralmente
ante la población, porque no hay convocatoria posible ni una
convicción política que venza el miedo, cuando
la intención es abandonar el país. No
necesita un pueblo de exiliados, sino todo
un pueblo reclamando justicia y libertad.
La
iniciativa de la ingobernabilidad
democrática contempla una redefinición de
la oposición interna, que va desde el comportamiento ante las
fuerzas represivas hasta una imagen de liderazgo y representatividad,
que incluye desde el uso de modales correctos, porte y aspecto y
postura de una oposición profesional. Nuestros líderes deben
despuntar como futuros cuadros de un gobierno democrático, pero
deben comenzar desde ya. Tenemos que crear las personas con
condiciones de ser elegibles y los mecanismos de elegir, hoy la
oposición no está en capacidad de elegir un liderazgo nacional que
sustituya o reemplace al régimen en el
poder.
La
ingobernabilidad democrática es una responsabilidad de todos, y debe
ser una actitud permanente y una obligación de los que han llegado
por conciencia a formar parte de la oposición. Tiene que ser una
actitud ejemplarizante ante la población que pretendemos
representar. Los promotores de la iniciativa a cualquier nivel deben
buscar el apoyo de
los líderes de la oposición y de la sociedad civil de su radio de
acción para hacer de la iniciativa parte de la
unidad de acción que tanto se necesita.
Uno
de los propósitos más importantes de la ingobernabilidad
democratíca es la masificación y
diversificación de la lucha en busca de la represión saturada. No
podemos tener hombres montañas, hombres orquestas, que sean
objetivos ejemplarizantes del régimen y potenciales candidatos a la
manipulación. La lucha tiene que estar presente en los campos y las
ciudades. Los lugares de silencio tienen que adquirir su propia voz,
no puede haber un municipio sin representación de
la oposición. Eso hace imposible
controlar el trabajo de la ingobernabilidad
democrática que hará presente en
cada lugar del país. Y lo fundamental, no existe el marco
legal para reprimir a quien demanda lo que por moral se le debe dar.
La causa inventada aquí no tiene cabida, no hay cárcel para tanta
gente.
Sin
embargo, la estrategia del régimen no cambia: las amenazas, que
algunas veces se cumplen y otras veces se
asumen como reales y con ello se logra la auto represión. Esas
intimidaciones, que provienen de ejecuciones reales como precedente,
hacen mucho daño. Por eso, con la ingobernabilidad democrática se
pueden superar esos temores. Las citaciones, los interrogatorios, las
detenciones y la prisión misma, deben convertirse en una herramienta
de la ingobernabilidad democrática.
Algunas
recomendaciones prácticas sobre la ingobernabilidad democrática:
En
las citaciones deben tomarse todas las medidas, desde el apoyo a la
familia del citado hasta su acompañamiento a la cita. Las citas
tienen que cumplirse con el horario señalado, de lo contrario
abandonar el lugar de inmediato, hay que hacerse ingobernable.
Los
interrogatorios deben convertirse en un acto de demanda políticas y
sociales, arrebatarle el protagonismo al interrogador y hacerlo
responsable por la situación del país. Obviar sus amenazas y
preguntas, nada de eso cambiará el final destino del interrogado, ya
que el interrogador no tiene poder de decisión alguna.
Las
detenciones, pasan por una preparación psicológica: desde la
entrada por un túnel a oscuras hasta la espera de un Instructor que
nunca llega de inmediato, por lo que te ubican en
un curto cerrado con una climatización excesiva. Ante
esta situación debe hacerse el intento por apagar el equipo
de aire acondicionado o abandonar el recinto, ante esta actitud, de
inmediato se toma carta en el asunto.
Las prisiones son una buena tribuna para la ingobernabilidad
democrática, pero hay que eliminar el mito
del autoaislamiento, debe utilizarse cada acto dentro de los
destacamentos en las prisiones para alzar la voz en defensa de todos
los presos, principalmente por los presos económicos
y sociales y por los abusos que se
cometen contra los presos comunes, aquí también hay que hacerse
ingobernable. La prisión tiene que asumirse como una misión, no
como un castigo, así la asimilan mejor los presos comunes, incluso
aquellas personas que son llevadas a misiones internacionalistas,
dejándolo todo atrás, asumiendo riesgos y sacrificios, sin la razón
moral de una causa que les asiste lo hacen con una voluntad
consciente.
Conclusión:
La
ingobernabilidad democrática
no es ocultar lo que hacemos, sino desobedecer lo que se nos impone.
La importancia de esta iniciativa es que, aunque el enemigo conozca
la estrategia, no tiene la capacidad de neutralizarla, porque parte
de su propia naturaleza. La ingobernabilidad
democrática tiene la fuerza de la lluvia,
que, aunque la veamos venir, no se puede evitar.
Entonces,
como dijera nuestro Apóstol José Martí: “Es la hora de los
hornos, y no ha de verse más que la luz”
Por
tanto, la iniciativa de la ingobernabilidad
democrática requiere de
un Manual ajustado a la realidad cubana, para su implementación y
puesto en práctica por toda la oposición como su principal
herramienta de lucha pro democrática.