El Manifiesto de Sierra Maestra:
El Manifiesto de Sierra
Maestra es un documento firmado por Fidel Castro, Felipe Pazos y Raúl Chibás, el 12 de julio de 1957 durante los inicios de la Revolución
cubana, mientras estuvieron acampados en la Cordillera de Sierra Maestra. Allí
expusieron los ideales revolucionarios que querían hacer llegar al pueblo
cubano. De este modo, querían asegurarse el apoyo del mismo, al ser el
exponente de la libertad tan ansiada por los cubanos, oprimidos por el régimen
dictatorial de Fulgencio Batista. Después del triunfo de la Revolución cubana los
postulados del manifiesto fueron incumplidos.
MANIFIESTO
DE LA SIERRA MAESTRA
¿Es
incapaz la nación cubana de cumplir su alto destino o recae la culpa de su
impotencia en la falta de visión de sus conductores públicos?
Nuestra
mayor debilidad ha sido la división, y la tiranía, consciente de ello, la ha
promovido por todos los medios en todos los aspectos. Ofreciendo soluciones a
medias, tentando ambiciones unas veces, otras la buena fe e ingenuidad de sus
adversarios, dividió los partidos en fracciones antagónicas, dividió la
oposición política en líneas disímiles y, cuando más fuerte y amenazadora era
la corriente revolucionaria, intentó enfrentar los políticos a los
revolucionarios, con el único propósito de batir primero a la revolución y
burlar a los partidos después.
El
equipo parlamentario "estaba llamado a fracasar porque se quiso ignorar el
empuje de dos fuerzas que han hecho su aparición en la vida pública cubana: la
nueva generación revolucionaria y las instituciones cívicas, mucho más
poderosas que cualquier capillita política".
Unir
es lo único patriótico en esta hora. Unir en lo que tienen de común todos los
sectores políticos, revolucionarios y sociales que combaten la dictadura. ¿Y
qué tienen de común todos los partidos políticos de oposición, los sectores
revolucionarios y las instituciones cívicas? El deseo de poner fin al régimen
de fuerza, las violaciones a los derechos individuales, los crímenes infames y
buscar la paz que todos anhelamos por el único camino posible, que es el
encauzamiento democrático y constitucional del país.
¿Es
que los rebeldes de la Sierra Maestra no queremos elecciones libres, un régimen
democrático, un gobierno
constitucional? Porque nos privaron de esos derechos
hemos luchado desde el 10 de marzo. Por desearlos más que nadie estamos aquí.
Para demostrarlo, ahí están nuestros combatientes muertos en la Sierra y
nuestros compañeros asesinados en las calles o recluidos en las mazmorras de
las prisiones; luchando por el hermoso ideal de una Cuba Libre, democrática y
justa. Lo que no hacemos es comulgar con la mentira, la farsa y la componenda.
La
designación, desde ahora, de una figura llamada a presidir el gobierno
provisional, cuya elección en prenda de desinterés por parte de los líderes
oposicionistas y de imparcialidad por el que resulte señalado, quede a cargo
del conjunto de instituciones cívicas.
Renuncia
del Dictador
Declarar
al país que dada la gravedad de los acontecimientos no hay otra solución
posible que la renuncia del dictador y entrega del poder a la figura que cuente
con la confianza y el respaldo mayoritario de la nación; expresado a través de
sus organizaciones representativas.
Declarar
que el Frente Cívico Revolucionario no invoca ni acepta la mediación e
intervención alguna de otra nación de los asuntos internos de Cuba. Que, en
cambio, respalda las denuncias que por violación de derechos humanos han hecho
los emigrados cubanos ante los organismos internacionales y pide al gobierno de
los Estados Unidos que en tanto persista el actual régimen de terror y de
dictadura, suspenda todos los envíos de armas a Cuba.
Declarar
que el Frente Cívico Revolucionario, por tradición republicana e
independentista, no aceptaría que gobernara provisionalmente la República
ningún tipo de Junta militar.
Declarar
bajo formal promesa que el gobierno provisional celebrará elecciones generales
para todos los cargos del Estado, las provincias y los municipios en el término
de un año bajo las normas de la Constitución del 40 y el Código electoral del
43 y entregará el poder inmediatamente al candidato que resulte electo.
Que
esa persona sea designada por el conjunto de Instituciones Cívicas, por ser
apolíticas estas organizaciones, cuyo respaldo libraría al presidente
provisional de todo compromiso partidista dando lugar a unas elecciones
absolutamente limpias e imparciales.
Para
integrar este frente no es necesario que los partidos políticos y las
instituciones cívicas se declaren insurreccionales y vengan a la Sierra Maestra.
Basta que le nieguen todo respaldo a la componenda electorera del régimen y
declaren paladinamente ante el país, ante los institutos armados y ante la
opinión pública internacional que, después de cinco años de inútil esfuerzo, de
continuos engaños y de ríos de sangre, en Cuba no hay otra salida que la
renuncia de Batista, que ya ha gravitado en dos etapas durante 16 años. en los
destinos del país, y Cuba no está dispuesta a caer en la situación de Nicaragua
o Santo Domingo.
No
es necesario venir a la Sierra Maestra a discutir, nosotros podemos estar
representados en La Habana, en México o en donde sea necesario.
No
es necesario decretar la revolución: organícese el Frente que proponemos y la
caída del régimen vendrá por sí sola, tal vez sin que se derrame una gota más
de sangre. Hay que estar ciegos para no ver que la dictadura está en sus días
postreros, y que éste es el minuto en que todos los cubanos deben poner lo
mejor de su inteligencia y su esfuerzo.
La
Sierra Maestra es ya un baluarte indestructible de la libertad, que ha prendido
en el corazón de nuestros compatriotas. Aquí sabremos hacer honor a la fe y a
la confianza de nuestro pueblo. Nuestro llamamiento podrá ser desestimado, pero
la lucha no se detendrá por ello y la victoria del pueblo, aunque mucho más
costosa y sangrienta, nadie la podrá impedir. Esperamos, sin embargo, que
nuestra apelación será oída y que una verdadera solución detendrá el
derramamiento de sangre cubana y nos traerá una era de paz y libertad.
Fidel
Castro
Raúl
Chibás
Felipe
Pazos
28 de julio de 1957
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