La oposición controlada o falsa oposición
El
perfil de los agentes es la transmutación de una
personalidad.
“Tenemos
que crear nuestra propia oposición, antes de que la oposición real
se organice”Félix
Edmúndovich Dzerzhinsky (Cheka/GPU/OGPU) 1917–1926.
Se puede considerar a Félix Edmúndovich Dzerzhinsky, como el fundador de la KGB, El Comité para la Seguridad del Estado, fue el nombre de la agencia de inteligencia, así como de la agencia principal de la policía secreta de la Unión Soviética del 13 de marzo de 1954 al 6 de noviembre de 1991.
A
Félix Edmúndovich Dzerzhinsky se le atribuyen muchas de las
tácticas de represión política aplicadas en la Unión Soviética y
luego implementadas en el resto de los países socialistas, ya que
era consciente de conceptos como:
“Defendemos
el terror organizado, hay que admitirlo francamente. El terror es una
necesidad absoluta en los períodos
revolucionarios... Aterrorizamos a los enemigos del poder soviético
con el propósito de cercenar el crimen de raíz”.
Los servicios de inteligencia utilizan ciertos elementos de la sociedad para infiltrarlos en los movimientos políticos o crear una falsa oposición, para controlar y desnaturalizar la oposición real.
La falsa oposición, hoy conocida como la oposición controlada, tiene alcance extraterritorial. Sus agentes se infiltran hasta en las organizaciones de exiliados, crean sus propias organizaciones y participan de todas las prerrogativas que tiene la oposición real, incluso el financiamiento por agencias internacionales, incluidas norteamericanas.
Según los órganos de la inteligencia cubana, entre más años lleven los agentes en el terreno de sus adversarios, más efectivos son, pues alcanzan una alta confiabilidad política y un fuerte potencial económico, hasta se les inyectan recursos para elevar su capacidad financiera y formar parte de una élite social, incluso comprando acciones en compañías de interés estratégico.
No es necesario que una organización esté compuesta sólo por agentes de inteligencia para lograr sus objetivos. Un solo agente puede fabricar una corriente de pensamiento que arrastra a una serie de individuos que actuarían bajo un patrón predeterminado. Esa corriente de pensamiento tiene que ser bien radical e incitar la acción de actos de altos riesgos, como las huelgas de hambre, que tienen un alto por ciento de fracasar o actos violentos como los sabotajes o terrorismo, descalificados moral y socialmente, que resultan muy efectivos. La delación de actos punitivos, incluidos de corte políticos, en países como Estados Unidos y otros, logra que mediante un proceso judicial sean sacados de circulación a determinados luchadores, lo que pudiera llamarse víctimas del fuego amigo.
La falsa oposición, como estrategia política juega un papel importante en la teoría de la indefensión adquirida y la esperanza perdida, donde todo intento por cambiar las cosas es imposible. Sus agentes se encargan de crear un estado de ánimo que hasta en slogan se convierten como: “esto no hay quien lo arregle, pero tampoco hay quien lo tumbe”.
El miedo inducido y la desconfianza son componentes importantes del control totalitario, para los cuáles se usan los agentes infiltrados, que como sabemos, son parte de la falsa oposición. Los métodos son recurrentes: castigos ejemplarizantes, que incluyen hasta la pena de muerte, las delaciones y destapes de agentes de forma sistemática, para demostrar su omnipresencia, descalificación de los líderes, incluso, uno de la falsa oposición puede descalificar a otro de sus miembros, porque el efecto es el mismo, desnaturalizar a la oposición.
Un sinnúmero de personas asumen actitudes similares a las de los agentes infiltrados, pero en realidad no los son. Sin embargo, son captadas por los servicios de inteligencia, debido a sus características personales compatibles con sus intereses. Estas personas, que inconscientemente sirven a los intereses del enemigo, se les potencia su actividad, incluso en los medios y foros, incluida la Internet y las Redes Sociales.
La
falsa oposición y los persuadidos por ella, estimulan la
descalificación y la confrontación fratricida. Eso mantiene un
clima de rivalidad y predisposición contra cualquier acción
estratégica para impulsar la lucha mediante la
unidad de acción, logrando así la
combinación del caudillismo histórico con el totalitarismo actual, impidiendo
que una organización o algunos de sus miembros se incorporen
o apoyen a cualquier otro proyecto, sin
valorar su alcance e importancia.
Los agentes de la
falsa oposición tienen como misión hacerse de la dirección de las
organizaciones en la que se infiltran, para ello cuentan con una
asignación de recursos y logística, que incluyen ciertas
tolerancias para actuar de una forma agresiva y efectiva, que lo
califica como un líder capaz y efectivo. El objetivo es llevar la
organización a realizar actividades de interés para los órganos de
inteligencia, pero que parezcan acciones desestabilizadoras del
régimen, sin que en realidad lo sean. Los que se puedan percatar de
eso y no estén de acuerdo tendrán que abandonar la organización y
así se mantiene el ciclo de ruptura y fragmentación de las
organizaciones, lo que justifica la percepción de una eterna
desunión, y que lo es en realidad.
La falsa oposición, como hemos podido ver tiene ciertas ventajas sobre la oposición real: posee los recursos necesarios, impunidad para actuar y logística de funcionamiento. Y lo más importante, actúa sin asumir riesgos y al ser descubiertos los agentes, no enfrentan represalias drásticas, como si les sucedía a los “chivatos” (delatores o informantes) durante la época de Fulgencio Batista en Cuba o como actúan los narcotraficantes, las guerrillas izquierdistas y los paramilitares, que ejecutan a quienes los traicionan.
Los métodos de los agentes de la falsa oposición y de quiénes actúan bajo sus prerrogativas son fáciles de detectar, porque se corresponden con una metodología diseñada por los órganos de inteligencia, que los obliga a realizar acciones y comportamientos sistemáticamente similares. Hay que destacar que el fenotipo de los agentes se convierte en su propia personalidad, todos mantienen rasgos característicos que son fáciles de identificar.
En los sistemas totalitarios, que son los que nos ocupan en este análisis, los métodos y estrategias son científicamente probados y psicológicamente efectivos, pero es preciso identificarlos, aunque muchas veces se conocen y se sigue siendo víctima de los mismos. Los métodos están diseñados para que la acción y la reacción se conviertan en una especie de cultura de comportamiento. Detallemos algunos de los métodos más recurrentes, aunque algunos interactúan entre sí.
El miedo inducido: El miedo se induce generalmente de dos formas específicas, que son el uso excesivo de la fuerza y los castigos ejemplarizantes, incluso impuestos por la “ley”. Ambos métodos son sistémicos, en Cuba desde los inicios del llamado proceso revolucionario se vienen realizando hasta nuestros días.
En Cuba, los hechos más significativos del uso excesivo de la fuerza tuvieron su protagonismo en la llamada limpia del Escambray, una operación militar que en un momento dado llegó a tener 65 mil hombres sobre las armas para enfrentar unos 300 alzados (guerrilleros) en su mayor momento y la Operación “Macambo”, para capturar Amancio Mosqueda - alias Yarey - y aproximadamente una decena de acompañantes, que se infiltraron por cerca de Guantánamo; en esa operación se movilizó a la División 50 y un número indeterminado de milicianos. Aún en la actualidad, para detener a un simple opositor se utilizan varios autos policiales, fuerzas combinadas de la policía regular y la policía política y los llamados factores, como parte de un mecanismo de amedrentamiento y un mensaje subliminal de superioridad invencible.
El otro método, los castigos ejemplarizantes, tiene como principal acción los fusilamientos, que al ser a discreción, forman parte de la conocida indefensión adquirida. Le siguen las largas condenas, sin justificación alguna y una serie de castigos judiciales y administrativos, que se imponen selectivamente.
La Desconfianza: “Divide y reinarás” es una ‘máxima política’ de Nicolás Maquiavelo, en la que sugiere que la mejor manera de mantener el poder es sembrando la intriga entre quiénes se les oponen para lograr la división. Luego se rebautizó como “divide y vencerás” y que ha sido uno de los métodos más efectivos de los órganos de inteligencia en los regímenes totalitarios para neutralizar la oposición política. Los escenarios se preparan premeditadamente y los actores terminan divididos entre sí. La desconfianza llega a tal extremo que no permite la unidad de acción, ni estratégica. Incluso, a veces se les da crédito a las evidencias propiciadas por los propios agentes de la inteligencia y se llega a afirmar que el hecho es real, porque las propias autoridades así lo confirmaron. Paradoja de la vida real.
Las prácticas más recurrentes son la toma de medidas diferentes para acciones iguales, otorgar privilegios a unos mientras se restringen a otros. Incluso, los agentes son judicialmente sancionados, mientras un opositor real es dejado en libertad. Con eso se potencializa la credibilidad del agente y se infunde la desconfianza contra el opositor. Luego al agente se le da un supuesto beneficio judicial y se resuelve el caso. Hay agentes que han tenido que permanecer tiempo en prisión y se les han dado algunas facilidades carcelarias como forma de compensar el sacrificio realizado, para ello se utiliza el pretexto del aislamiento en celdas de castigo, llevados a centros de investigaciones o traslados de prisiones, siempre con el objetivo de separarlos del contacto y supervisión de la población penal.
En las prisiones los servicios de inteligencia, que son los que atienden a los presos políticos también crean la desconfianza mediante diferentes procedimientos: les dan los llamados beneficios como trabajo correccional a unos y a otros no, algunos presos políticos son llamados constantemente por el oficial que lo atiende a la jefatura del penal y tratan de mostrar públicamente una relación cordial con el preso y permiten algunos privilegios a unos y a otros no, y así se crea la desconfianza entre todos.
La descalificación: La descalificación por medio de la difamación u otros medios es muy importante para neutralizar los posibles líderes, con las dudas se desanima a sus seguidores y se alienta a sus detractores. Además, las víctimas pierden el tiempo defendiéndose, se desestabilizan emocionalmente y se desenfocan de sus principales objetivos. La descalificación también sirve para evitar el surgimiento de algún líder que encabece un levantamiento social o algún movimiento de movilidad de masas. Incluso, los falsos líderes de la oposición tienen que asumir un comportamiento no ético, con perjuicio a la moral para con ello descalificar a todo el movimiento opositor. El comprometimiento moral de un líder opositor, incluso de la falsa oposición, impide que a futuro pueda convertirse en un líder real o de arraigo popular.
La
neutralización organizacional y estructural: Una
de las principales formas de lograr este objetivo es haciendo miembro
de la organización a uno de sus agentes, el cual tiene como misión
convertirse en su dirigente principal, para ello gozará de una serie
de atribuciones y prerrogativas, que pronto lo convertirán en el más
capaz de la organización.
En lo adelante se pueden producir
diferentes coyunturas: la salida del país de su líder fundador,
entonces este agente infiltrado asumirá la dirección de la
organización, de lo contrario promoverá su desintegración y
asumirá el control de una de las facciones y se empeñará para
mantener el nombre, entonces habrán dos organizaciones con el mismo
nombre. Por tanto, no tendrán credibilidad ninguna de las facciones
y sus miembros quedarán divididos y enfrentados entre sí.
Cuando no es posible el procedimiento anterior, se crean proyectos similares, se le provee ciertos recursos económicos y logísticos para hacerlos parecer más efectivos que sus similares, como aparentemente el propósito es el mismo, con una supuesta dirigencia más efectiva y con suficientes recursos se logra drenar miembros de las otras organizaciones gestoras de los proyectos más comprometedores. Luego hacen fracasar los proyectos y el desánimo invade a todos los involucrados en ambas partes y se neutraliza la posibilidad de nuevos seguidores.
La
sobre valoración de personas y proyectos: Los
cuerpos de inteligencia saben diferenciar las personas y proyectos
más efectivos contra el sistema. En similitud a las estrategias de
mercadeo, esos proyectos y personas se deben ignorar, ni se
mencionan. Sin embargo, personas y proyectos, sin impacto alguno o
creados o montados por la inteligencia les dan mucha cobertura,
personal o mediática. En estos tiempos de un boom tecnológico en
las comunicaciones se aprovecha para redimensionar la personalidad de
alguien o la supuesta efectividad de un proyecto de marras, mediante
asedios policiales y detenciones sistemáticas, para llamar la
atención sobre los mismos.
Con
tal de conseguir este objetivo, se permiten o fabrican hechos reales
para potenciar personas y proyectos con iniciativas fallidas y
desviar la atención sobre las personas y proyectos comprometedores,
fundamentalmente aquellos de carácter organizacional e institucional
que facilitan los mecanismos de gobernabilidad democrática con
capacidad de formar gobierno.
Neutralización de los recursos: No hay actividad humana que no demande recursos. Sin embargo, los regímenes totalitarios con pleno conocimiento de la importancia de los recursos, satanizan tanto las fuentes como los receptores de los mismos.
El apoyo con recursos materiales o logístico a cualquier actividad opositora es un delito grave, que conlleva desde la cárcel hasta la confiscación de los bienes.
A partir de los recursos, los órganos de inteligencia elaboran un sinnúmero de estrategias y procedimientos. En ocasiones, por medio de sus agentes infiltrados suministran ciertos recursos, incluso dinero para descalificar el propósito de los opositores. Otras veces compran la incondicionalidad de algunas personas para ponerlas en contra de otras, dentro de la misma oposición. Y se acusa de robo o corrupción a todo el que maneja algún recurso, lo que se convertirá en una verdad no probada, aprovechando las imperfecciones de la real naturaleza humana y la falta de un sistema de contraloría que realmente no puede existir en la oposición, por no ser organizaciones reconocidas legalmente.
Métodos
más frecuentes:
Aunque de forma general se ha tratado anteriormente los
procedimientos para generar la desconfianza, es bueno reseñar los
procedimientos para que cada cual pueda identificar pasajes de su
vida, en los cuáles
hechos similares estuvieron presentes.
a)
La hipercrítica como mecanismo de descalificación, que a la vez
genera desconfianza. El argumento es que la sociedad a la que
aspiramos, la democracia se nutre de la libre expresión. Por tanto,
es derecho y deber arremeter contra todo y contra todos. Los ataques
furibundos al régimen – como supuesto enemigo- se utilizan para
sembrar credibilidad, algo que no debiera tener ninguna importancia,
porque los defectos de los regímenes totalitarios son de todos
conocidos, pero resaltarlos se convierte en una acción de línea
dura.
b)
Mostrar subrepticiamente documentos y expedientes que contienen datos
de opositores, en los que muchas veces se pueden ver hasta sus
fotografías Y brindar información supuestamente confiable o de
dominio interno de personas u organizaciones, incluyendo recursos
enviados o recibidos.
c)
En las prisiones los presos políticos, de forma selectiva, son
llamados reiteradamente a consulta por los miembros de la Seguridad
del Estado hasta levantar sospechas. Algunos de una misma causa son
tratados diferentes, facilitándole visitas familiares o cambiándole
el régimen penitenciario. En las huelgas de hambre se utilizan
procedimientos para desmoralizar a los participantes, incluso se
utilizan a los más débiles o algunos que se prestan para la acción
y se les filma comiendo subrepticiamente o a los que se retiran de
huelgas importantes en prisiones se les dan visitas especiales y
alimentación diferenciada.
d)
Mantener el control del contacto con el exterior, donde el líder ya
como agente infiltrado, será el encargado de mantener las
comunicaciones con el exterior, recibir y canalizar los recursos y
participar en actividades físicas y mediáticas. Esta práctica
puede pasar a ser un comportamiento adquirido por opositores reales,
pero es igual de dañina.
e)
Proponer
acciones que comprometan a los opositores judicialmente,
denominándolas como los métodos de lucha efectivos y únicos
probables para resultados positivos. Esto incluye el ajusticiamiento
de funcionarios del régimen, sabotaje, acciones violentas o de
fuerza, entrada y salida ilegal del país, etc. También trata de
arrastrarse a organizaciones de la oposición institucional con
acciones de confrontación para desnaturalizar su intención
opositora.
f) Un procedimiento muy sutil y que casi no se toma en cuenta es la distracción de las fuerzas del contrario, robándole el tiempo y sus energías en luchas intestinas, distorsionando los debates mediáticos y haciéndolos reaccionar con ataques personales, para que pierdan la concentración y el enfoque de su misión de lucha. También se improvisan acciones de gran impacto mediático que puedan desviar la atención sobre otras actividades que sean de mayor preocupación del régimen. Cuando todo está bajo control, se desmonta la acción y todo vuelve a la normalidad.
Nota: Lo expuesto en el Inciso (e) ha tenido una gran repercusión en la oposición, que para evitar las medidas del régimen de castigo ejemplarizantes por actividades consideradas históricamente como revolucionarias, inclcuido el uso de las armas, acató la lucha cívica no violenta. Sin embargo, a pesar de su efectividad en ciertos escenarios políticos en los regímenes totalitarios es muy opoca efectiva del modo que se emplea. Hay que profundizar y actualizar este método de lucha, que en estos momentos un tanto contradictorio, con aquello de que el fin justifica los medios y contra el tirano todo se vale. Sin embargo, muchos opositores hablan de entregar a las autoridades a cualquier persona que practique otro método de lucha. Mucho cuidado con el fuego amigo.
El
perfil de los agentes: Los
agentes desarrollan un perfil característico, inducido por la
práctica y los métodos de formación. Tienen un lenguaje y un
comportamiento similar, independientemente del lugar donde se
encuentren. Además, sus rasgos personales se convierten en una
caracterización, que se refuerza con el estilo de pelarse, de
vestirse, de pararse y hasta en la mirada se refleja el perfil de los
agentes. A eso se le suma una actitud de odio iracundo, que a veces
se camufla dentro de la oposición, utilizando como punto de ataque
al supuesto enemigo, en este caso, al régimen cubano. También
siempre remarca un anticomunismo histórico y familiar o una ruptura
irreconciliable, incluso con sus padres por su supuesta vinculación
o ser
simpatizantes
del régimen.
Uno de los peligros de los agentes es que pueden
llegar a transferir su perfil y contagiar a otros, que no siendo
agentes, adoptan su mismo comportamiento.
Los agentes se
caracterizan por ser minuciosos en los detalles, llaman a los demás
por su nombre completo y sus dos apellidos. Le ponen toda la atención
al mensajero, para restarle importancia al mensaje, por eso siempre
están al tanto de la ortografía, la redacción y la calificación
de quien escribe o emite una opinión.
El estudio del
vocabulario de los agentes muestra que usan palabras similares,
incluyendo las soeces y obscenas. La prepotencia, la descalificación
y la imposición de criterios, sin admitir argumentos son algunas de
sus características generales que pueden ser perfectamente
identificables.
Funciones
específicas de la falsa oposición: Una
cuantificación de las funciones específicas de la falsa oposición
es muy importante para contrarrestar en lo más posible los efectos
negativos de sus acciones y estrategias. Incluso, con la observación
de estos factores se puede llegar a determinar quiénes son los
agentes infiltrados. Entre las funciones más notables están:
1)
Atacar y descalificar a las personas que elaboren proyectos de corte
social, que puedan lograr poder de convocatoria y capacidad
movilizativa, para impedir a toda costa la interacción con el
pueblo, que dé
soporte social a la causa política.
2)
Crear conflictos en el seno de las organizaciones opositoras, ya sean
políticas o de la sociedad civil y evitar su crecimiento y
consolidación y si es posible, provocar su desintegración.
3)
Incitar a la violencia, proponer acciones criminales, sabotajes,
tenencia y utilización de armas de fuego y explosivos. En el caso
cubano, se utiliza un lenguaje muy recurrente: acción y sabotaje y
se recurre a proponer viejos métodos de ataque el servicio
eléctrico, al transporte y las acciones directas contra los
dirigentes.
4)
Promover y facilitar la compra o venta de productos en el mercado
negro, luego se filtra la información y los implicados son
detenidos, multados y muchas veces encarcelados.
5)
Mantener al tanto a sus superiores de todas las acciones y
movimientos de todo lo relacionado con su objetivo, la oposición.
Con ello, se fortalece el mito de que el régimen es omnipresente y
omnipotente, que todo lo sabe. Y pasa a ser parte de la cultura del
miedo.
6)
Transmitir un sentimiento de frustración e impotencia, buscando el
contagio de la apatía y el desánimo de los opositores, para ello se
recurre a magnificar el sacrificio de unos, mientras otros se dan la
buena vida, o porque son los únicos que viajan y reciben recursos
del exterior o viven en las comodidades del extranjero. No
necesariamente las imputaciones tienen que ser verdad. También se
acude a la descalificación y enjuiciamiento colectivo: aquí nadie
hace nada, todos son iguales, la política es sucia, todos son unos
corruptos, etc.
7)
Dilapidar cualquier recurso que llegue o se destine para la
oposición, incluso canalizando recursos de agencias internacionales.
Los recursos se invierten en proyectos inoperantes, que no tengan
impacto político o social en las circunstancias actuales.
8)
Aparentar poder de convocatoria con bienes materiales o servicios
sociales, que al final se agotan y sirven para crear dudas en su
administración o utilización, que luego sirve para acusar de
corrupta a toda la oposición.
9)
El robo mediático de actividades no deseadas, realizando actividades
paralelas que se roben el show y finalmente la cancelan, cuando todo
está bajo control.
10)
La falsa oposición utiliza la vinculación con la Seguridad del
Estado como descrédito o desconfianza
sobre las personas o hechos, incluso contra otros miembros o actos de
la propia oposición controlada. Este documento, los servicios de
inteligencia lo harán ver como un documento insidioso y elaborado
por los laboratorios de la policía política.
11)
Finalmente, el principal papel de la Falsa Oposición es controlar la
oposición real, tener un líder que la represente y en los tiempos
modernos, hasta servir de candidato presidencial por la oposición,
en unas eventuales elecciones y también en los diferentes niveles de gobierno, para controlar el poder en una supuesta alianza con la oposición.
Antídoto contra la falsa oposición: Los efectos y resultados negativos provocados por la falsa oposición son inevitables. Sin embargo, se puede crear un método de comportamiento como paliativo que sirva de antídoto a sus propósitos e intereses. Lo principal es considerar a todo el mundo confiable hasta que no se demuestre lo contrario. Que la confianza no parta de las evidencias, sino de los hechos reales, como componentes de factores que favorecen la lucha. Los verdaderos agentes nunca provocan hechos que se les salgan de control, ni que permitan el crecimiento de la lucha o la incorporación masiva de adeptos o seguidores. Los sospechosos deben ser llevados a ese terreno, asignándoles las tareas más complejas y comprometedoras, con su participación individual, que no involucre a otros miembros de la oposición real, a no ser que esa acción sea interés de la organización.
Toda
empresa humana tiene sus detractores y las luchas políticas y
sociales no son la excepción.
Martí se antepuso a algunas de
esas manifestaciones cuando dijo: “preocúpate por hacer” y
“honrar honra”, en franca alusión a los que hacen lo contrario.
Como
vimos durante el análisis de los diferentes tópicos de este
trabajo, son muchos los elementos que componen la falsa oposición.
Por tanto, solo vamos a exponer nuestra visión de cómo enfrentar
los más comunes:
La incitación a acciones violentas, como señuelo para sacar de circulación jurídicamente a una organización o persona en específico se resuelve nombrando al provocador al frente de la operación y dejándolo solo en la acción, si es desde el exterior puede anticiparse al provocador y poner el caso en manos de las autoridades. Esto es solo posible si la propuesta se produce dentro del seno de una organización, no a la incitación a la violencia por vía mediática. Contra esta última forma es muy poco lo que se puede hacer, ya que previamente se ha identificado al moderador o presentador afín con los métodos violentos o una apreciación simplista de la democracia. En caso de la Internet, la individualidad de los receptores, hace imposible enfrentarla positivamente, lo que frustra y desgasta a sus oponentes. La mejor opción es ignorarlos.
Ante las dudas, por evidencias reales o sembradas, a los infiltrados hay que darles tareas concretas y medibles en cuanto a sus resultados. Fundamentalmente aquellas tareas relacionadas con el crecimiento de la organización, presentación pública o contactos con el pueblo y su desarrollo social. Como se dice en buen cubano, “achicharrarlos” o que se cocinen en su propia salsa. No se deben expulsar a los agentes de las organizaciones, a menos que el caso lo requiera, ya que de inmediato trataran de ubicar a otros. Las organizaciones de la oposición y los propios opositores deben utilizar los métodos de inteligencia denominados, información compartimentada.
Descartar
como válida toda evidencia suministrada por los funcionarios del
régimen, considerándolas todas provenientes de la policía política
y los órganos de inteligencia.
Blindar
las organizaciones con Estatutos y Reglamentos Internos que
garanticen la sucesión de mandato por un escalafón previamente
establecido. Romper con prácticas totalitarias dentro las
organizaciones, diversificando el contacto con el resto de la
oposición interna y externa en el uso de las comunicaciones y los
medios. Así como la descentralización de los recursos, creando una
figura dentro de la organización para administrar los recursos y
rendir cuenta por ellos.
No
trazase metas humanamente irrazonables, con pocas posibilidades de
lograrse como las huelgas de hambre hasta las últimas consecuencias.
Si el gobierno, y es lo más probable, no concede la demanda exigida
se corre el riesgo del fracaso, pues son muy pocos los que tienen la
voluntad de inmolarse y muchas veces asumen posiciones que
desmoralizan la causa. Por tanto, las huelgas de hambre también
pueden ser un método de los servicios de inteligencia.
Utilizar
preferentemente los servicios que ofrecen las instituciones del
Estado para las comunicaciones como la Internet o servicios privados
para imprimir documentos, siempre que las circunstancias lo permitan,
para evitar el decomiso de costos equipos que terminan en manos de
los propios servicios de inteligencia. Por tanto, la ayuda a la
oposición interna debe ser directamente con recursos financieros. En
este aspecto es muy importante aprovechar las ofertas de
organizaciones o individuos vinculadas al régimen que utilizan
fondos para penetrar las organizaciones opositoras. Aquí lo
recomendable es sangrarlo lo más posible, ya que muy pronto
abandonarán su proyecto de ayuda si no logran los resultados
previstos, mudándose para otras personas y proyectos.
Algo
que debe tener presente todo opositor es su porte y aspecto y una
actitud personal comedida, para no auto descalificarse en el seno de
la oposición y su representatividad social. Por eso, hay que
utilizar a los más capaces en cada frente, y designar a cada cual
para lo que realmente puede y sabe hacer. Así se profesionaliza la
oposición política y la sociedad civil.
La
oposición debe crear su propio Registro Nacional de asociaciones,
para evitar la dualidad de nombres provocados por los agentes de
inteligencia. Tal vez eso se pueda incluir dentro de las funciones
del Consejo Nacional Electoral,
que es imprescindible su constitución.
Las organizaciones deben definir claramente su Visión y Misión, así como establecer su programa, que incluya sus métodos y estrategias de lucha. Además, elaborar proyectos que definan sus objetivos y actividades medibles mediante un plan de trabajo. También deben contar con sus correspondientes Estatutos y un Reglamento Disciplinario Interno
Crear una cultura de que la generalización o descalificación colectiva forma parte de los métodos del adversario, por lo que quiénes los hacen son colaboradores conscientes o no, de los servicios de inteligencia. Por eso, hay que evitar la relación con supuestos partidarios de la causa, que son enemigos moralmente descalificados, que se convierten de hecho, en enemigos útiles y necesarios para el enemigo.
Una forma de contrarrestar la falsa oposición es con una oposición real bien definida, con acciones concretas y con base social. Para ello se necesita estructurar y defender proyectos, no líderes que son factibles de imponer y en realidad no tienen un plan de acción concreto, porque eso tampoco se le permite a ningún líder de la falsa oposición. Aquí muchos verán su auto retrato, la inteligencia cubana se sentirá observada y la oposición puede sacar muy buenas conclusiones.