miércoles, 2 de junio de 2010

Ofensiva socialista en Venezuela

Diosmel Rodríguez Miami, Junio 2, 2010
rdiosmel@gmail.com

Como cubano, me ha tocado dispararme la misma película dos veces.


El presidente de Venezuela, Hugo Chávez Frías ha copiado fielmente los métodos totalitarios de gobernar de Fidel Castro. No por gusto, constantemente alude a los consejos que ha recibido de Fidel. Sin embargo, lo más significativo es que la oposición ha calcado al papel carbón los métodos de la oposición cubana. Por tanto: “siempre que pasa igual sucede lo mismo”.

Una observación minuciosa y un seguimiento exhaustivo del comportamiento de Chávez demuestran cuánto ha evolucionado. El avezado alumno se ha convertido en un gran comunicador social, que domina el arte del sometimiento oral. Con eso y los mecanismos de control de las masas, por medio de las instituciones, puede vencer los procedimientos democráticos, las elecciones.

Chávez está a punto de implementar por completo los mecanismos necesarios para controlar la voluntad popular, para lo cual no se ha concebido una estrategia efectivamente probada. Y lo peor, que sus opositores no parecen descifrar sus procedimientos, por tanto no pueden aspirar a ganarle la pelea política. La oposición está enfrascada en conquistar la cúpula política de la nación, mientras descuida ganarse la voluntad política de los venezolanos.

Aquí es donde Chávez está invirtiendo su capital político. Hay que ser un gran comunicador para vender con éxito las ideas socialistas, luego de la catástrofe de la Unión Soviética y los países de Europa del Este. Y aún más, cuando es capaz de poner como referente de éxitos a Cuba, que enfrenta un desastre económico y social reconocido por las propias autoridades cubanas y que más de 30 mil colaboradores cubanos lo han puesto en evidencia.

Lo inconcebible es que Chávez se encuentre solo, imponiendo su versión mientras la oposición sigue utilizando los métodos de oposición de una sociedad democrática, emanados de contiendas de otros tiempos. Los medios que quedan no se utilizan para captar la voluntad popular que está siendo arrastrada por Chávez, como único interlocutor.

Con la intención de poder opinar, conociendo en parte las circunstancias, me he dedicado a ver un sinnúmero de horas diarias la programación de Globovisión. En años anteriores, junto a RCTV lograron un trabajo de gran impacto político, pero se nota que actualmente la programación no tiene fuerza para enfrentar el barraje mediático de Chávez.

Al igual que los medios, los líderes de la oposición no tienen las garras ni el carisma necesario para enfrentar a los nuevos líderes del chavismo. Solo hay que ver la cantidad de jóvenes que se están empoderando como futuros cuadros, que además de elevar su motivación personal, sirven de caja de resonancia para despertar la motivación de aquellos que piensan que un futuro podrían escalar en posiciones políticas y sociales.

La ofensiva socialista en Venezuela tiene su antecedente en Cuba, cuando se decretó la llamada ofensiva revolucionaria. Las escaseces, que la oposición cree que pueden ser positivas para descalificar al gobierno, éste las capitaliza y las convierte en la justificación necesaria para las confiscaciones y predisponer a la sociedad contra el sector privado, convirtiéndolos en responsables de las circunstancias actuales.

Los regímenes totalitarios son especialistas en la manipulación de las masas, incluso para logar sus fines son capaces de aplicar medidas ejemplarizantes. Según Joseph Stalin, uno de protagonistas históricos del totalitarismo socialista, el Gran Camarada nunca se equivoca, quienes se equivocan son los cuadros intermedios, bajo ese precepto fusiló a varios dirigentes del partido y ministros en la URSS. En Cuba se ha utilizado también ese método y ahora Chávez lo pone en práctica, para demostrar su actitud firme ante la ineptitud administrativa y la corrupción.

La superioridad del líder, para lograr el culto a la personalidad es uno de los atributos que debe poner de manifiesto constantemente el “gran líder”. Con frecuencia se veía a Fidel Castro ridiculizando a sus funcionarios, preguntando datos que desconocían o no alcanzaban a responder. Chávez puso en ridículo a una pobre periodista de Globovision, que no se supo defender su profesión, ante un Chávez mucho más astuto que inteligente. En su intervención en la cooperativa “Diana” también hizo gala de sus conocimientos científicos, económicos e históricos y de un libro que nadie conocía allí, solo él.

El falso ilusionismo de gran potencia, como la potencia médica cubana, la vaca Ubre Blanca, la mayor textilera de América Latina y un sinnúmero de planes, que Fidel les vendió a Cuba y el mundo, ahora Chávez quiere repetir ese mismo mecanismo de euforia propagandística en Venezuela.

En su intervención de más de tres horas en la cooperativa “Diana” hizo alardes de convertir a Venezuela en una potencia productora de alimentos. En un discurso coloquial, para potenciar el populismo hizo proyecciones de planes de cultivos de oliva, palma cana y hasta de formar una empresa mixta con Siria y vender aceite a toda Europa. Además de montar una Radio Base en cada empresa socialista para el trabajo de propaganda política.

En ese mismo escenario resaltó los logros del central Venezuela, después de confiscado y la participación de los obreros. Y también hizo referencia a la Guayana socialista, donde se ha creado un control obrero que fiscaliza la empresa privada. Una especie de trotskysmo sobre los medios de producción, pero sin confiscarlos, para hacerles la vida imposible a sus propietarios.

El discurso preciso y ajustado a los nuevos tiempos y que despierte el interés de la población venezolana es lo que le está faltando a los líderes de la oposición venezolana. El opositor Oswaldo Álvarez Paz es uno de los que más características presidenciables presenta, pero debe cambiar el enfoque de sus discursos. Alvarez Paz tiene que empezar a proyectarse sobre un proyecto de nación, con eso descalifica más a Chávez, que en su empeño en descalifícalo como presidente.

La respuesta obligada a este artículo puede ser el cuestionamiento la la prolongada existencia de nuestro problema. Si no hemos sido capaces de resolverlo, cómo vamos a sentar cátedra y recomendaciones, pero a partir de nuestros errores es que fundamento mi reflexión.

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